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febrero 2024
España, un país envejecido: Geriatría está en el TOP de especialidades MIR y EIR que más han crecido
Fuente: www.consalud.es
Autor: Manuel Gamarra
España es un país envejecido, esto no es ninguna sorpresa. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes al año 2022, la tasa de envejecimiento ha registrado su mayor incremento interanual desde 1999: Es decir, que España no envejecía tanto desde hacía 23 años. Son, en concreto, 133 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16, un progresivo aumento que también se ha visto reflejado en el incremento de puestos de trabajo y de formación para los profesionales encargados de su atención.
De hecho, Enfermería Geriátrica es la especialidad de toda la Formación Sanitaria Especializada (FSE) que más ha crecido en los últimos diez años, con un porcentaje del 672,73% en la convocatoria de este año con respecto a la 2014/2015. Esto se traduce en 74 plazas más desde entonces, cuando apenas ofertó 11. En la convocatoria actual, en cambio, hay 85 vacantes, lo que sin embargo no impide que siga siendo la especialidad EIR con menos plazas, por detrás incluso de Enfermería del Trabajo, la segunda que más ha crecido con un 357,89%.
Enfermería es, en líneas generales, la profesión sanitaria que más ha crecido en la última década; Medicina, la que menos lo ha hecho
A estas dos le siguen, dentro de este particular ranking porcentual, Enfermería Familiar y Comunitaria, con un 233,71%. Es la especialidad que más plazas oferta en cada convocatoria, 891 en la de 2023/2024, y, por lógica, la que más ha crecido en cifras absolutas en los últimos diez años, ofertando 624 nuevas vacantes desde entonces. Por detrás están Enfermería Pediátrica, con un crecimiento del 129,91%; y Enfermería Obstétrico-Ginecológica, con apenas un 28,49%, lo que la convierte en una de las especialidades con peores registros de toda la FSE, superada únicamente por algunas médicas.
Enfermería es, en líneas generales, la profesión sanitaria que más ha crecido en la última década, con un 121,8%. Le siguen Biología (116,67%), Psicología (94,49%), Química (80%), Física (60%), Farmacia (54,55%) y, en último lugar, la que oferta cada año, con sobrada diferencia sobre las demás, más plazas: Medicina (47,28%). En esta convocatoria dispone así de 8.772 vacantes, 2.816 más que hace diez años. El crecimiento de Enfermería tampoco es nada desdeñable en números absolutos, como marcan los porcentajes: En 2024 oferta 2.108 plazas, 1.158 más que en 2015.
Misma tendencia en medicina, donde las quirúrgicas son las que menos crecen
Y, dentro de la Medicina, nuevamente Geriatría aparece como una de las especialidades MIR que más ha crecido para brindar, junto a las especialistas de Enfermería, una cada vez mayor y mejor atención a nuestros mayores. Será en los próximos años, cuando vayan terminando su residencia estos profesionales sanitarios -la inmensa mayoría recién graduados-, que veremos si realmente tiene efecto en la asistencia este incremento llevado a cabo por el Ministerio de Sanidad.
Geriatría ocupa, con un crecimiento del 101,82%, el cuarto lugar en el listado de especialidades MIR que han experimentado una mayor subida. Por delante están Alergología (100%), Medicina Preventiva (103,33%), Neurofisiología Clínica (123,08%) y Medicina del Trabajo (180%). En la actualidad oferta 111 plazas, 56 más que en la 2024/2025. Otra que también ha crecido mucho un puntos porcentuales, si bien no tanto en números absolutos, es Radiofarmacia, a la que pueden acceder tanto físicos como farmacéuticos: un 175% con solo 7 plazas… que hace diez años eran cuatro.
Geriatría ocupa el cuarto lugar en el listado de especialidades MIR que han experimentado una mayor subida
Junto a la citada Enfermería Obstétrico-Ginecológica, la mayoría de las especialidades que presentan unas ratios más bajas de crecimiento son médicas. También, obviamente, porque son muchas más. Ninguna, eso sí, oferta menos plazas que entonces, mientras que sí hay unas cuantas que tienen menos vacantes que el año pasado. Cirugía cardiovascular, por ejemplo, oferta las mismas que en la pasada convocatoria, 22, y solo una más que en la 2014/2015. Otra quirúrgica, Cirugía Pediátrica, solo dos más: 23, que son, a su vez, dos menos que el año pasado.
Cirugía Oral y Maxilofacial (16,67%), Obstetricia y Ginecología (17,99%), Cirugía Torácica (21,05%), Cardiología (28,76%) y Pediatría y Áreas Especiales (29,59%) son las siguientes que menos han crecido porcentualmente. La mayoría de las quirúrgicas son además, según un informe de la Organización Médica Colegial, las que menos respetan el descanso de sus residentes en las guardias. Cirugía Torácica es la que más lo incumple, en una escala de 6,5 sobre 8. Le siguen Neurocirugía (5,9/8) y Cirugía Cardiovascular (5,6/8).
La contaminación atmosférica puede aumentar el riesgo de desarrollar cuatro tipos de cáncer no pulmonar en adultos mayores
Fuente: gacetamedica.com
Autora: Ana Sánchez Caja
La exposición crónica a las partículas finas contaminantes del aire (PM2,5) y al dióxido de nitrógeno (NO2) puede aumentar el riesgo de cáncer no pulmonar en adultos mayores, según un estudio dirigido por la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y publicado en Environmental Epidemiology. En concreto, los investigadores descubrieron que tanto la exposición crónica como a niveles bajos a ambos contaminantes durante un periodo de diez años aumentaba el riesgo de desarrollar tumores colorrectales, de próstata, de mama y endometrio.
Aunque se ha establecido que la contaminación atmosférica es un factor de riesgo de cáncer de pulmón, a la vez que se ha ido perfilando un vínculo con el riesgo de cáncer de mama, existen pocos estudios sobre el riesgo de cáncer de próstata, colorrectal y de endometrio.
Los investigadores analizaron datos de beneficiarios estadounidenses de Medicare de 65 años o más, recopilados entre 2000 y 2016, y que estuvieron libres de cáncer durante al menos los diez primeros años del periodo de estudio.
A continuación, crearon cohortes separadas para cada tipo de cáncer con entre 2,2 y 6,5 millones de sujetos en cada una. En análisis separados examinaron el riesgo de cáncer según los efectos de los contaminantes atmosféricos en varios subgrupos por factores como la edad, el sexo (sólo para el cáncer colorrectal), la raza/etnia, el índice de masa corporal (IMC) medio y el nivel socioeconómico.
“Nuestros hallazgos descubren la plausibilidad biológica de la contaminación atmosférica como factor de riesgo crucial en el desarrollo de cánceres específicos, lo que nos acerca un paso más a la comprensión del impacto de la contaminación atmosférica en la salud humana”, afirmó Yaguang Wei, investigador del Departamento de Salud Medioambiental. “Para garantizar un acceso equitativo al aire limpio para todas las poblaciones, debemos definir plenamente los efectos de la contaminación atmosférica y luego trabajar para reducirla”, añade.
A partir de diversas fuentes de datos sobre contaminación atmosférica, los investigadores elaboraron un mapa predictivo de las concentraciones de PM2,5 y NO2 en todo el territorio contiguo de Estados Unidos.
Los resultados del análisis mostraron que la exposición crónica a PM2,5 y NO2 aumentaba el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal y de próstata, pero no se asociaba con el riesgo de cáncer de endometrio. En cuanto al cáncer de mama, la exposición al NO2 se asoció a un mayor riesgo, mientras que la asociación con las PM2,5 no fue concluyente. Los investigadores sugirieron que las asociaciones mixtas podrían deberse a variaciones en la composición química de las PM2,5, que son una mezcla compleja de partículas sólidas y líquidas.
Cuando el análisis se restringió a las regiones en las que los niveles de contaminación atmosférica eran significativamente inferiores a las normas nacionales y la composición de PM2,5 se mantenía bastante estable, su efecto sobre el riesgo de cáncer de mama era más pronunciado. También se encontraron asociaciones más fuertes entre las exposiciones a ambos contaminantes y el riesgo de cáncer de endometrio en los niveles de contaminación más bajos.
Los investigadores también observaron que ni siquiera las comunidades con un aire aparentemente limpio eran inmunes al riesgo de cáncer, ya que encontraron asociaciones sustanciales entre la exposición a los dos contaminantes y los riesgos de los cuatro tipos de cáncer, incluso a niveles de contaminación por debajo de las directrices recientemente actualizadas de la Organización Mundial de la Salud. “El mensaje clave es que las normas estadounidenses sobre contaminación atmosférica son insuficientes para proteger la salud pública“, afirma Joel Schwartz, catedrático de Epidemiología Ambiental y autor principal del estudio. “La Agencia de Protección del Medio Ambiente propuso recientemente normas más estrictas para las PM2,5, pero su propuesta no va suficientemente lejos en la regulación de este contaminante. A menos que todas estas normas sean mucho, mucho más estrictas, la contaminación atmosférica seguirá provocando miles de casos innecesarios de cánceres múltiples cada año”, concluye
La contaminación del aire continúa representando un importante riesgo medioambiental para la salud, tanto en países desarrollados como en aquellos que se encuentran en vías de desarrollo. De hecho, sigue siendo responsable del mayor número de muertes en todo el mundo, con 6,67 millones, y se consolida como el principal factor de riesgo en enfermedades y muertes prematuras. Esta cifra está por encima de las muertes que se producen por enfermedades infecciosas y como consecuencia del cáncer. Las enfermedades de tipo respiratorio son las que más sufren las personas que habitualmente se ven expuestas a la contaminación del aire. Sin embargo, también aumenta el riesgo de sufrir infartos de miocardio y enfermedad coronaria.
Características de la postmenopausia
Fuente: institutodelamenopausia.com
La postmenopausia es la etapa posterior a la llegada de la menopausia, una fase que puede durar entre 10 y 15 años, ya que dura hasta la llegada de la tercera edad. No obstante, lo normal es que las hormonas se equilibren en un par de años y pronto desparezcan los síntomas asociados a ella.
¿Qué es la postmenopausia?
La postmenopausia es la etapa posterior a la menopausia, la tercera del climaterio. Mientras que la menopausia es el momento en la vida de una mujer en el que, tras 12 meses consecutivos sin tener la regla sin otro motivo, las menstruaciones llegan a su fin. Este proceso está causado por una disminución en los niveles de las hormonas sexuales femeninas, estrógenos y progesterona, que causan además una serie de cambios fisiológicos en todo el organismo.
La menopausia suele llegar en torno a los 50 años y se considera que la postmenopausia dura hasta la llegada de la siguiente etapa, que es la tercera edad, marcada a los 65 años. Por lo tanto, la postmenopausia es una etapa larga de unos 15 años, pero en ella se pueden diferenciar dos fases: una primera fase en la que se todavía se notan los cambios y molestias causados por los desequilibrios hormonales, y una segunda fase en la que estas hormonas femeninas se nivelan y dejan de causar problemas.
Por lo tanto, no pienses en la postmenopausia como en 15 años de molestias, ya que estas suelen durar un par de años más tras la llegada de la menopausia. Al principio, algunos síntomas de la menopausia se pueden volver más frecuentes e intensos, como los sofocos, los cambios de humor, la ansiedad, la sequedad vaginal… pero se tratan mejor que antes y, como decíamos, van desapareciendo gradualmente.
Síntomas de la postmenopausia
Como decíamos, en los primeros años tras la llegada de la menopausia continúan los síntomas típicos de esta, como sofocos, sudores nocturnos, cambios de humor, sequedad vaginal, insomnio… incluso más intensos al principio, pero gradualmente van desapareciendo.
Los síntomas que pueden volverse más frecuentes y molestos en esta etapa son los cambios genitourinarios debido a la disminución de los estrógenos, que sostienen la irrigación, la trasudación y la secreción glandular, responsables de la lubricación vaginal. Todo ello puede causar sequedad vaginal, dolor en las relaciones sexuales, picor e irritación vaginal, mayor posibilidad de padecer infecciones urinarias, etc.
Además, los estrógenos ayudan a la fabricación de elastina y colágeno de los tejidos vaginales, lo que causa el adelgazamiento del epitelio de revestimiento con fragilidad de la pared vaginal, que puede agrietarse y producir lubricación deficiente, pudiendo incluso sangrar.
Las molestias hacen que se eviten las relaciones sexuales, causando que la vagina se vuelva más corta, estrecha y menos elástica, lo que afecta a las relaciones sexuales y de pareja.
Por otra parte, todos estos cambios, junto al debilitamiento del suelo pélvico, hacen que aparezca la incontinencia urinaria y el prolapso, minando la calidad de vida de la mujer.
Enfermedades de la postmenopausia
El problema tras la llegada de la menopausia es que los estrógenos no solo participan en las funciones reproductoras y sexuales de la mujer, sino que intervienen en otros muchos procesos fisiológicos. Por eso, al descender sus niveles la mujer queda desprotegida frente a ciertas enfermedades que son más comunes que aparezcan en la postmenopausia:
– Osteoporosis. Los estrógenos evitan la pérdida de calcio de los huesos, por lo que su reducción en el climaterio hace que se pierda calcio y que la masa ósea se reduzca, aumenta el riesgo de padecer osteoporosis, enfermedad que aumenta el riesgo de fracturas ante una caída. El organismo está continuamente descomponiendo el hueso antiguo y fabricando hueso nuevo (recambio óseo). Pero al disminuir los estrógenos este proceso se ralentiza y se pierde más hueso del que se repone.
– Artrosis: aumenta el riesgo de sufrir enfermedades degenerativas articulares porque se reduce la producción de colágeno en los cartílagos.
– Enfermedades cardiovasculares. El aumento de colesterol, triglicéridos y tensión aumenta el riesgo de padecer enfermedades como un infarto, un accidente cerebrovascular o angina de pecho.
– Diabetes mellitus tipo 2. La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad que se incrementa con la edad, en ambos sexos, aunque predomina en el sexo femenino tras la menopausia debido a las alteraciones del metabolismo de la insulina que ocurren por la disminución de los estrógenos.
¿Cómo cuidarse en la postmenopausia?
– Controla las calorías que ingieres y la dieta para evitar el aumento de peso, común al pasar la menopausia, pudiendo engordar entre 3 y 5 kilos. Reduce tu alimentación en unas 500 calorías, no hace falta que comas tanto como antes. Evita alimentos grasos y azúcares.
– Sigue una alimentación saludable basada en alimentos naturales como frutas, verduras, carnes magras, pescados (blancos y azules), cereales integrales, lácteos desnatados… Evita los ultraprocesados.
– Aumenta el consumo de alimentos ricos en calcio y enriquecidos con vitamina D para evitar la osteoporosis. También debes tomar el sol al menos 15 minutos al día siempre que sea posible.
– Bebe al menos 2 litros de agua al día para evitar las infecciones urinarias.
– Evita el consumo de tabaco y alcohol.
– Realiza ejercicio físico con regularidad. Se aconseja unos 150 minutos de ejercicios aeróbicos y 3 sesiones de fuerza/entrenamiento para aumentar la masa muscular.
– La terapia hormonal sustitutiva reduce los síntomas de la menopausia como los sofocos, la sequedad vaginal, los cambios de humor… Consulta a tu médico de ginecología la conveniencia de seguir este tratamiento en tu caso, ya que no está indicado para todas las mujeres (no la pueden tomar mujeres con antecedentes personales o familiares de cáncer, hemorragias uterinas de causa desconocida, tromboflebitis o enfermedad tromboembólica, enfermedades hepáticas).
– Existen muchas sustancias naturales que reducen los síntomas de la menopausia y mejoran nuestra salud, como los fitoestrógenos, la planta Vitex Agnus Castus, la cimicífuga, el trébol rojo, etc. Los fitoestrógenos pueden ayudar al organismo femenino a contrarrestar el descenso de los niveles de estrógenos durante la etapa de la menopausia, aunque en comparación con el tratamiento THS proporciona menos estrógenos. También protegen de enfermedades coronarias y de la osteoporosis.
– Ten una mentalidad positiva e infórmate bien de los cambios y los posibles tratamientos y remedios para llevar esta etapa lo mejor posible.
– Si las relaciones sexuales son un problema a causa del dolor, usa un lubricante natural para que la sequedad no sea una excusa. Es importante cuidar a la pareja y mantener viva la llama del deseo para que la pareja siga viva.
– Si los síntomas psicológicos no te dejan continuar con tu vida, busca ayuda de un profesional de psicología.
Cáncer en personas mayores de 80 años: síntomas y tumores más frecuentes
Fuente: amavir.es
Con la edad aumenta el riesgo de desarrollar tumores, y tratar el cáncer en personas mayores de 80 años puede ser todo un reto, ya que son más propensos a padecer problemas de salud crónicos.
Cuando se detecta, suele ser motivo de alarma tanto para los familiares como para la propia persona. Por ello, es importante confiar en profesionales especializados en el cuidado al mayor y saber en qué consiste la enfermedad, los síntomas, los tumores frecuentes en ancianos y las opciones de tratamiento tras el diagnóstico.
En qué consiste el cáncer en personas mayores de 80 años
Qué es el cáncer y cuáles son sus factores de riesgo
El cáncer es una alteración genética por la que algunas células del cuerpo se multiplican sin control y se diseminan a otras partes del cuerpo.
Normalmente, las células se forman y se multiplican, formando nuevas células que el organismo necesita y cuando estas envejecen o se dañan, mueren y son reemplazadas por otras. Sin embargo, cuando el proceso no sigue este orden y las células dañadas o anormales se multiplican, es cuando se forman tumores o bultos de tejido. Estos tumores pueden ser:
– Cancerosos o malignos: limitan las funciones del organismo de forma localizada, pueden expandirse (metástasis) y repetirse aunque se eliminen. Salvo en el caso de la leucemia, donde no hay tumores sólidos.
– No cancerosos o benignos: no invaden otros órganos y pueden extirparse fácilmente.
Los factores de riesgo del desarrollo del cáncer según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son:
1. el tabaquismo
2. el estilo de vida
3. la herencia
4. las infecciones
5. el consumo de alcohol
6. el sedentarismo
7. la obesidad y el sobrepeso
8. dietas inadecuadas
9. excesiva exposición al sol
10. exposición a agentes infecciosos
Asimismo, tal y como se indica en el último informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) más hombres que mujeres padecen la enfermedad.
El cáncer se trata de una enfermedad común en España. La Asociación Española Contra el Cáncer cifra en 285.530 el número de casos nuevos de cáncer en España en el año 2021.
Además, indica que, a pesar de que se trate de una enfermedad que afecta a todos los grupos de edad, el mayor número de diagnósticos se localizan en los intervalos de edad superiores, incrementándose significativamente la incidencia a partir de los 75 años. La misma entidad expone que los adultos de edad avanzada presentan una tasa de mortalidad por cáncer de más del 76%.
El cáncer en personas mayores de 90 años
En este sentido, el aumento de la edad es uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar cáncer. Sin embargo, no es imperativo, ya que cada persona envejece de forma diferente y tiene una predisposición u otra a padecer ciertas enfermedades o a presentar mayor o menor grado de dependencia.
Es por esto, por lo que también es importante tener asentadas las bases de cómo cuidar a una persona mayor dependiente. Aun así, la supervivencia al cáncer en ancianos es compleja y con el envejecimiento se presentan más dificultades para enfrentarse a él y a sus síntomas.
De igual forma, cuando se diagnóstica cáncer en ancianos de 90 años, suele estar en una etapa avanzada, denominándose cáncer terminal. En esta fase, los médicos no pueden garantizar la cura, pero sí se puede tratar y garantizar una buena calidad de vida para el adulto mayor.
Los expertos recomiendan que tas el diagnóstico, los mayores se pongan en manos de un equipo multidisciplinar especializado con un plan de tratamiento personalizado
Síntomas de cáncer en personas mayores
Debido a las molestias y dolencias que presenta el cáncer en personas mayores, es fundamental que se diagnostique a tiempo, pasando revisiones periódicas y prestando especial atención a los síntomas tempranos:
1. Sangrado anormal
2. Llagas que no sanan
3. Tos incesante
4. Aparición de protuberancias
5. Cambios intestinales
6. Alteraciones urinarias
7. Aumento y disminución brusca de peso
8. Malestar tras comer
9. Lunares anómalos
10. Cansancio y fatiga recurrente
11. Dolores en zonas del cuerpo
¿Cuáles son los tumores más frecuentes en ancianos?
Los tipos de cáncer más comunes en ancianos son los siguientes:
1. Cáncer de mama, más frecuentemente en mujeres
2. Cáncer de pulmón, en hombres especialmente
3. Cáncer de próstata
4. Colorrectal
5. Leucemia
La metástasis se produce cuando las células cancerígenas se expanden por todo el cuerpo, complicando aún más la enfermedad
Opciones de tratamiento para ancianos con cáncer
En esta línea, tratar el cáncer en personas mayores de 80 años presenta diversas complejidades, ya que con la edad, se tiende a padecer otras enfermedades que pueden llegar a ser crónicas y la respuesta al tratamiento puede ser menos efectiva que en el caso de una persona joven.
Entre las diversas opciones de tratamiento para ancianos con cáncer se encuentran las siguientes:
Quimioterapia
La quimioterapia es el tratamiento más común para enfrentarse al cáncer. Se trata del empleo de fármacos para destruir las células cancerígenas y evitar su propagación.
La quimio a los 85 años suele emplearse antes de la cirugía para empequeñecer el tumor o después de la cirugía para acabar con las células restantes del cáncer.
Sin embargo, aunque también se utiliza como único tratamiento, la quimioterapia con 80 años puede aumentar riesgos al ser un tratamiento agresivo que puede llegar a dañar a células sanas, derivando en la aparición de efectos secundarios como la conocida pérdida de cabello. Por ello, los últimos avances en quimio están permitiendo apostar lo conocido como terapia dirigida, la cual se centra exclusivamente en las células cancerígenas y no daña a las sanas.
Radioterapia
Consiste en una terapia de radiación que destruye las células cancerígenas. Con el uso de altas dosis de radiación se busca acabar con ellas y evitar su propagación a distintas partes del cuerpo.
Aunque no sea tan eficaz como la quimioterapia, sobre todo a partir de ciertas edades, sí que permite aplicar al paciente un tratamiento mucho menos agresivo que el anterior.
Tratamiento quirúrgico
La cirugía permite extirpar el tumor maligno, pero para ello debe ser un tumor sólido y localizado. Por tanto, el tratamiento quirúrgico no es una opción en casos como la leucemia o cuando el cáncer ya se ha propagado a otras partes del organismo.
Cómo afecta el cáncer en el adulto mayor
Es fundamental conocer cómo avanza el cáncer en personas mayores para poder garantizar el bienestar y la calidad de vida de la persona. Por ello, una vez realizado el examen preliminar por parte de los especialistas geriátricos y aplicado el tratamiento correspondiente, los expertos tienen en cuenta el cómo afecta el cáncer en el adulto mayor y actúan en consecuencia, ya que algunas afecciones de la enfermedad suelen sobrepasar el plano físico de las dolencias.
En este sentido, los ancianos suelen necesitar no solo apoyo médico, sino también psicológico y emocional. Desde Residencias Amavir recomendamos, además, seguir una serie de pautas que permitirán mantener una actitud más fuerte a la hora de afrontar la enfermedad.
– Apoyar en el día a día. Arropar al paciente entre familiares, amigos y cuidadores es de vital importancia para ayudar a atravesar los cambios derivados de la enfermedad.
– Alimentación equilibrada. Una dieta rica en vitaminas y calcio, ya que el organismo necesita estar fuerte y saludable para dedicar todas sus energías a combatir la enfermedad.
– Ejercicio frecuente en la medida de lo posible. Son múltiples los beneficios de la actividad física y la inmovilidad debe evitarse para favorecer el buen estado físico.
– Mejorar el confort. Contar con espacios adaptados a sus necesidades que le permitan un correcto descanso puede ayudar a mejorar su calidad de vida.
Alimentación y Alzheimer: el papel de los omega-3 del pescado
Fuente: blog.fpmaragall.org
Adoptar hábitos de vida saludables, por ejemplo, respecto a nuestra alimentación, nos ayuda a protegernos frente a la aparición de enfermedades crónicas, muchas de ellas asociadas al envejecimiento, como es el caso del Alzheimer. La actividad física, el control de los factores de riesgo, una buena gestión del estrés, dormir correctamente o seguir una dieta saludable son aliados más poderosos de lo que creemos.
El Dr. Aleix Sala-Vila, investigador del BarcelonaBeta Brain Research Center y del IMIM, nos habla en este artículo acerca de la relación entre alimentación y Alzheimer, específicamente del rol de los ácidos grasos omega-3 presentes en el pescado.
Dentro del campo de la alimentación, uno de los componentes más estudiados a lo largo de la historia han sido los ácidos grasos omega-3. El Dr. Sala-Vila explica que su investigación despunta en la década de los 70, cuando un investigador danés se percata de un hecho inexplicable en la población Inuit (nativos de Groenlandia). A pesar de que su dieta incluye grandes cantidades de grasa de ballena y foca, tienen menos infartos de lo que correspondería a población que consume tanta grasa animal (en teoría perjudicial para la salud cardiovascular). Con perspicacia, razona que este tipo de grasa debe contener algo que la hace especial.
Tras años de investigación, se descubre que el efecto protector de la grasa de ballena y de foca frente al infarto de miocardio en la población Inuit se debe a su alto contenido en ácidos grasos omega-3. Su nombre se debe a una estructura química que comparten todas las grasas de esta familia.
Se halla en abundancia en el pescado azul (más graso, como el salmón, el atún, la sardina o el arenque), pero no tanto en el pescado blanco (menos graso, como el bacalao, rape, lenguado o la merluza). A pesar de que algunos pescados y los mamíferos marinos contienen grandes cantidades de omega-3, estos no lo sintetizan. Los responsables reales de sintetizarlo son pequeñas microalgas, y también un tipo de plancton (micro-organismos marinos). Por lo tanto, tanto los peces como las ballenas lo que hacen es acumular el omega-3 que procede de su dieta.
Desde entonces, los omega-3 de origen marino han sido ampliamente estudiados en el campo de la salud cardiovascular, hasta el punto de que la American Heart Association (la Asociación Americana del Corazón) recomienda el consumo de dos raciones de pescado (a poder ser azul) por semana.
Alimentación y Alzheimer: de la salud cardiovascular a la salud cerebral
Desde hace unos años, sabemos que muchos de los hábitos y factores que favorecen la salud cardiovascular también favorecen la salud de nuestro cerebro. Y ahí, destaca Sala-Vila, hay un omega-3 que nos interesa. Un ácido graso de nombre casi impronunciable; el ácido docosahexaenoico, también llamado DHA. Este omega-3 es muy interesante en relación con lo que nos atañe:
En primer lugar, porque se acumula en nuestro cerebro incluso antes de nacer. En el tercer trimestre de gestación, existe una gran demanda por parte del feto de este ácido graso, que mayormente se dirige al cerebro y a la retina. Por este motivo, los mamíferos hemos desarrollado un mecanismo de transporte preferencial a través de la placenta.
En segundo lugar, nos interesa porque en múltiples estudios realizados con donantes de cerebro, se ha observado que los niveles cerebrales de DHA son menores en personas con Alzheimer que en personas sanas.
Finalmente, nos interesa porque gracias a la investigación experimental (con células en cultivo y modelos animales), hemos visto que añadir DHA a la dieta mejora algunos rasgos característicos de la enfermedad de Alzheimer, como el de la agregación de beta-amiloide. Además de favorecer una correcta circulación cerebral, el DHA reduce la neuroinflamación.
En consonancia con estos tres puntos, algunos estudios epidemiológicos han descrito que aquellas personas que dicen incluir el pescado azul en su dieta habitual reducen de forma significativa el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Pero de esta observación no se puede inferir una relación directa causa-efecto. Es decir, no podemos decir que el pescado (o la ingesta de DHA) sea el causante del menor riesgo de padecer la enfermedad. Por ejemplo, aquellos que consumen más pescado probablemente también tienen otros hábitos de vida saludables que contribuyen a reducir el riesgo.
Hay que seguir investigando sobre los omega-3, la alimentación y el Alzheimer
Para establecer causalidad, hacen falta ensayos clínicos basados en suplementos a base de DHA. Hasta la fecha, indica el Dr. Sala-Vila, no tenemos ensayos de este tipo en relación con la prevención primaria de la enfermedad de Alzheimer. En otras palabras, todavía no podemos saber si el consumo diario de DHA reduce el riesgo de padecer Alzheimer en comparación a si no lo consumimos. Debemos tener en cuenta que se trata de una enfermedad de evolución lenta, cuyos mecanismos estamos empezando a comprender.
Por el momento, los estudios más ambiciosos se han llevado a cabo para ver si tras recibir suplementos dietéticos con DHA durante dos años, se observa menor caída de la función cognitiva en comparación con los participantes no suplementados. A pesar de que había motivos para ser optimista, los resultados no han sido todo lo exitosos que se esperaba. Ello nos lleva a hacer una pausa en el camino, no para abandonar, sino para reflexionar sobre los puntos en los que podemos haber fallado.
Uno de los puntos más críticos es identificar qué población puede sacar mayor beneficio de la suplementación con DHA como herramienta de protección frente a la enfermedad de Alzheimer. Sala-Vila advierte que quedan muchas preguntas por resolver, entre ellas:
Si ya ha empezado el declive cognitivo, ¿es demasiado tarde?
Si nos centramos en población sana, ¿a qué edad empezar a suplementar?
¿Tendrá algún efecto la suplementación con DHA en las personas que ya consumen dos o más raciones de pescado azul por semana?
¿La suplementación será más efectiva en personas que tienen mayor riesgo de sufrir la enfermedad, sea por factores genéticos o de otro tipo?
Tener respuesta a estas preguntas nos permitirá mejorar el diseño de futuros estudios, un objetivo que encaja en la medicina de precisión, también llamada “medicina personalizada” o “medicina genómica”, una forma de guiar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades basadas en los genes individuales de una persona, su medio ambiente y su estilo de vida.
Ciudades accesibles: más concienciación que presupuesto
Fuente: urbanamente.elmundo.es
Autor: Juan José Becerra
La primera barrera arquitectónica que se retiró de las ciudades en el camino hacia la accesibilidad no fue un escalón, ni un bordillo ni una acera estrecha. La primera barrera en caer fue la mental: entender que las ciudades son de todos y para todas, incluidos aquellos que tienen necesidades específicas a la hora de desplazarse por las calles o intercambiar información con el entorno.
Una vez que se aceptó ese principio básico, a finales de la década de los 70, todo fue mucho más fácil. No se trataba ya de derribar las barreras, sino de reinventar las ciudades sin ellas. Así, durante las últimas décadas han ido floreciendo las rampas, los ascensores, el suelo en relieve entre el andén y el vagón de metro, los autobuses basculantes que se arrodillan sobre el asfalto para facilitar el ascenso de las personas mayores o los padres con carrito de bebé.
De repente, las ciudades cobraron vida y comenzaron a parecer más empáticas y más amables. Ensancharon las aceras, incorporaron servicios urbanos adaptados a las personas ciegas o sordas, se plantearon rutas o soluciones alternativas para sortear las escaleras.
“Uno de los principales problemas para hacer una ciudad accesible es la creencia limitante de que la accesibilidad es para unos pocos”
Podría pensarse que son las personas con discapacidad las que se han beneficiado de ese cambio de mentalidad y el posterior cambio físico. Pero, en realidad, de la consolidación de las ciudades accesibles nos beneficiamos todos.
La Organización Mundial de las Ciudades y los Gobiernos Locales define la ciudad accesible como «un lugar donde todo el mundo, con independencia de sus medios económicos, género, raza, discapacidad, edad, identidad sexual, condición migratoria o religión, está legitimado y empoderado para beneficiarse plenamente de las oportunidades sociales, económicas, culturales y políticas que ofrecen las ciudades». Y para convertir ese objetivo en realidad, es necesario hacer desaparecer de las ciudades multitud de obstáculos. La mayoría físicos pero, nuevamente, también algunos mentales.
“Uno de los principales problemas a los que se enfrenta un ayuntamiento a la hora de hacer su ciudad accesible es la creencia limitante de que la accesibilidad es para unos pocos”, confirman fuentes del Ayuntamiento de Málaga. “Si un entorno, servicio o actividad se diseña con criterios de accesibilidad, beneficia a toda la población”, añaden esas mismas fuentes.
Precisamente, Málaga es uno de los municipios que más tiempo llevan trabajando para mejorar su accesibilidad y uno de los doce que han recibido algún tipo de reconocimiento en los Premios Ciudad Accesible de la Comisión Europea. Otro es Ávila, vencedora de la primera edición de esos premios (2011) y un buen ejemplo de cómo hasta las ciudades más condicionadas por su herencia histórica pueden repensarse para dar respuesta a la diversidad de necesidades de las personas a la hora de desplazarse por ellas. Si se concibe y se quiere, se puede.
En el caso de la ciudad castellano-leonesa se han creado rutas accesibles para visitar todos los monumentos del centro histórico, se ha habilitado un servicio de préstamo de sillas de ruedas, se ha creado una maqueta en braille de la muralla y se han editado guías de turismo inclusivo, entre otras muchas iniciativas pensadas para todo tipo de necesidades de movilidad.
Ciudades españolas reconocidas en los premios ciudad accesible
2011 – Ávila, primer premio y Barcelona segundo.
2012 – Santander fue segundo premio y Terrassa mención especial
2013 – Málaga recibió una mención especial
2015 – Logroño recibió una mención especial
2019 – Vigo recibió una mención especial
2020 – Castellón de la Plana recibió una mención especial
2021 – Palma de Mallorca recibió una mención especial
2022 – Barcelona recibió un tercer premio
2023 – Córdoba gana el segundo premio
2024 – San Cristóbal de la Laguna, primer premio a la ciudad accesible
La accesibilidad es un desafío importante para todas las ciudades del mundo
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, en torno al 16% de la población mundial padece alguna discapacidad importante, lo que supone unos 1.300 millones de personas, a las que habría que sumar otros colectivos cuyas necesidades se deben tener en cuenta a la hora de diseñar ciudades accesibles. Pero no es el único colectivo al que se debe tener en cuenta en este terreno.
Las personas mayores también tienen necesidades específicas y problemas de acceso a muchos de los servicios de las urbes y la tendencia hacia el envejecimiento demográfico hará que en 2050 representen ya un 22% de la población mundial, según cifras de la propia OMS.
Los niños, los padres que se desplazan acompañados por carritos de bebé, las personas con restricciones temporales de movilidad…. son otros colectivos para los que el crucial el avance hacia ciudades accesibles.
Porque lo cierto es que las ciudades son el escenario en el que se va a desarrollar el futuro de la humanidad. La ONU calcula que un 68% de los habitantes del planeta vivirán en ciudades en el año 2050 así que más les vale a las urbes ir poniéndose al día en materia de accesibilidad si no quieren convertirse en lugares invivibles.
La accesibilidad no tiene por qué ir de la mano de grandes presupuestos, aunque sí que requiere de una inversión continuada para mantener la vía pública en perfecto estado.
Según estimaciones del Banco Mundial, aplicar los principios del diseño universal a la construcción de nuevas infraestructuras, apenas encarece los proyectos un 1%. Mucho menos que el 5% extra que cuesta realizar las adaptaciones equivalentes en obras ya acabadas. Un ejemplo más de que, al final, avanzar hacia la consolidación de ciudades accesibles es más cuestión de convicción y planificación que de grandes desembolsos.
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