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diciembre 2018
Disponibilidad, asequibilidad y accesibilidad, requisitos “indispensables” para que las personas con discapacidad puedan acceder a las tecnologías
Fuente: www.discapnet.es
El responsable de Nuevas Tecnologías e Innovación del Foro Europeo de la Discapacidad, Alejandro Moledo, afirmó el pasado viernes que para que las personas con discapacidad puedan acceder a la tecnología en igualdad de condiciones, es “indispensable” garantizar que estén disponibles y que sean asequibles y accesibles.
Así lo indicó Moledo durante su intervención en el XIV Congreso de Cermis Autonómicos, que se ha celebrado en el Hotel ILUNION Barcelona bajo el lema ‘La tecnología, ¿abre caminos para las personas con discapacidad?’, organizado por el Cocarmi junto al Cermi Estatal, con la colaboración de la Diputación de Barcelona, Obra Social 'la Caixa' y el Ayuntamiento de Barcelona.
“Las tecnologías nos permiten disfrutar de muchos aspectos de la sociedad, apoyan la vida independiente de las personas con discapacidad y a veces nos sirven para eliminar aquellas barreras que la sociedad aún no ha eliminado”, señaló el representante del EDF, que subrayó “las enormes oportunidades que ofrecen para las personas con discapacidad”. Alejandro Moledo expuso los principales avances legislativos a nivel europeo en materia de accesibilidad de la tecnología gracias a la labor reivindicativa y propositiva del sector de la discapacidad, aunque puntualizó que “quedan muchas cosas por conseguir”.
Entre los progresos citó el Acta Europea de Accesibilidad o la directiva que regula el acceso a páginas web y aplicaciones móviles del sector público.
Entorno rural
Posteriormente tuvo lugar la mesa redonda ‘¿Territorios conectados?
Las tecnologías en el medio rural’, en la que la presidenta de Cermi Castilla-La Mancha, Cristina Gómez; el presidente de Cermi Galicia, Iker Sertucha; el presidente de Cermi Extremadura, Modesto Díez, y el representante de Cermi Aragón Daniel Bes intercambiaron experiencias sobre la situación de la tecnología en sus territorios. La mesa estuvo moderada por la presidenta del Fepccat, Mercè Batlle.
Así, coincidieron en la necesidad de seguir trabajando para conseguir que la población con discapacidad del medio rural tenga acceso a los recursos tecnológicos, favoreciendo de este modo su inclusión social en todos los ámbitos de la vida y proporcionando oportunidades que permitan que quienes deseen seguir residiendo en el entorno rural puedan hacerlo sin verse abocados a cambiar su lugar de residencia a las ciudades.
‘Nuevas tecnologías y productos de apoyo’
Acto seguido se celebró la mesa ‘Nuevas tecnologías y productos de apoyo’, que estuvo moderada por el presidente de Fesoca, Albert R. Casellas, y en la que participaron el presidente de Cermi Región de Murcia, Pedro Martínez; el secretario general de Cermi La Rioja, Javier Muñoz; el representante de Cermi Comunidad de Madrid Francisco Villén; la representante de Cermi Canarias Belén Darias y la presidenta de Cermi Asturias, Mónica Oviedo, para dar a conocer las necesidades tecnológicas que tienen actualmente los productos orientados a facilitar la vida de las personas con discapacidad.
Los participantes compartieron diferentes iniciativas implementadas en las zonas rurales de sus territorios, así como avances concretos en productos tecnológicos de apoyo orientados a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad en las zonas más excluidas de las facilidades tecnológicas y de comunicación.
Por último, la directora de Down Catalunya, Úrsula Reales, fue la encargada de moderar la mesa ‘La brecha de género también en la tecnología’, que contó con las intervenciones de la presidenta de Cermi Navarra, Mariluz Sanz; la representante de Cermi Ceuta María Carmen Rosino y el presidente de Cermi Comunidad Valenciana, Luis Vañó.
En este panel se reclamó la necesidad de luchar contra la brecha de género en el acceso a las nuevas tecnologías, que afecta de manera especial a las mujeres con discapacidad. Acabar con esta brecha, como pusieron de manifiesto los diferentes Cermis Autonómicos, permitiría incrementar la igualdad de oportunidades de esta parte de la ciudadanía en áreas como la inserción laboral, el acceso a la información o impulsar la lucha contra las diferentes formas de violencia.
La genética: una causa importante del Alzheimer
Fuente: www.cadena3.com
Autor: Servicio de Neurología de Sanatorio Allende
Las copias del gen APOE que cada persona tiene incrementa las probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, siendo la causa más frecuente de demencia en el mundo que afecta a la población.
Se define demencia al síndrome por el cual una persona sufre un deterioro de sus funciones cognitivas (memoria, orientación, funciones ejecutivas, lenguaje, entre otras), afectando las actividades que la persona realiza en su vida cotidiana. Por ello, es importante destacar que existen muchos tipos y causas de demencia, y el Alzheimer es una de ella.
La enfermedad neurodegenerativa del Alzheimer es la principal causa de demencia en el mundo afectando a personas mayores de 60 años principalmente, aunque existen casos en donde la enfermedad inicia antes.
Al igual que otras patologías, la presencia de determinados factores de riesgo aumentan las posibilidades de padecer Alzheimer. Algunos de ellos pueden ser modificables (como la hipertensión, tabaquismo, sedentarismo, diabetes, etc.) y otros no lo son (como es la edad y la carga genética).
Estos factores de riesgo exponen al cerebro el depósito de dos moléculas cruciales en el origen de esta enfermedad: el amiloide beta y la proteína Tau fosforilada.
Cada uno de nosotros tiene un par de copias del gen APOE (apolipoproteína), uno de ellos procede de la madre y el otro del padre. Estos genes nunca cambian y cada copia de ese gen puede ser de tres tipos (e2, e3 y e4). Hoy en día, es posible conocer la carga genética de cada persona en relación a este gen a través de la tecnología.
De acuerdo a la combinación de esos patrones, puede significar un factor de riesgo para que la persona que lo porta incremente las probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, no se constituye como un factor causal por sí mismo.
El gen APOE limpia la acumulación en el cerebro de la proteína amiloide. Cuando este gen altera la degradación normal de esa proteína se acumula formando placas de amiloide que interfieren en la función normal de las neuronas.
A partir de los primeros síntomas que experimenta el paciente, existen estudios que permiten saber si la persona tiene una acumulación anormal de amiloide en el cerebro.
El estudio de Neuroimagen conocido como PET (Tomografía por Emisión de Positrones) y la Punción lumbar permiten, a través de la extracción de líquido cefalorraquídeo (LCR) de la zona baja de la columna, medir el depósito de amiloide en el cerebro resultando útil para llegar a un diagnóstico certero.
Sin embargo, la presencia de la proteína amiloide no necesariamente indica que el paciente vaya a padecer la enfermedad de Alzheimer, debido a que para llegar a dicho diagnóstico se debe evaluar no sólo la cantidad de esta proteína sino también el contexto clínico por el que está atravesando el paciente (síntomas, antecedentes familiares, genética, entre otros).
La prevención ante los primeros síntomas
Si bien nadie está exento de padecer esta patología, ya que es muy común en la población a medida que envejecemos, enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes, el tabaquismo, la depresión, el tipo e4 del gen APOE, entre otras condiciones, aumentan el riesgo de padecer Alzheimer.
Algunos de ellos tienen la posibilidad de ser controlados si son detectados y tratados a tiempo. Este es el caso de las personas a las que se le detecta hipertensión arterial, ya que esta afección altera la integridad del vaso del cerebro, generando infartos silenciosos que al acumularse en el tiempo producen alteración cognitiva.
En relación a la diabetes, afecta tanto la integridad del vaso sanguíneo (como la HTA) y también aumentaría el depósito de amiloide en el cerebro. Lo mismo ocurre con las personas que padecen tabaquismo, debido a que se constituye como factor de riesgo cardiovascular, aumentando el estrés oxidativo y los cambios inflamatorios en el cerebro. La depresión como un trastorno del estado de ánimo también eleva el riesgo de padecer Alzheimer.
Afectando la función cognitiva del individuo, el indicio típico de esta patología es la pérdida de memoria, siendo común que el paciente presente olvidos de cosas importantes y no sólo detalles menores, o preguntar varias veces lo mismo porque no logra retener información nueva. Episodios de desorientación en reconocer familiares o lugares que recorre con frecuencia, momentos de confusión espacio – temporal, pérdida de habilidades motoras, dificultad para comunicarse, comportamientos extraños o infantiles, cambios de humor repentinos, delirios y paranoias, entre otros síntomas son recurrentes en el desarrollo de esta patología.
La presencia de síntomas varía según el paciente y no siempre se manifiestan de la misma manera.
Aunque hasta la fecha no se conoce una cura para esta enfermedad, se puede reducir el riesgo de padecer Alzheimer con diferentes actividades cotidianas.
Mantener una vida física, mental y socialmente activa, es de gran importancia para prevenir el desarrollo de esta patología. Por lo cual se recomienda cuidar el corazón, hacer ejercicio físico o yoga de manera regular, interactuar con otras personas, evitar malestares emocionales, desafiar al cerebro con actividades estimulantes (sudoku, lectura, crucigramas, sopa de letras, aprender un idioma, entre otros).
Todo lo que sea gimnasia para el cerebro ayuda a prevenir el desarrollo del Alzheimer. Diagnosticarlo de manera temprana no sólo permite que el paciente pueda planificar su futuro y el de su familia, sino que además reduce el costo emocional de todo el grupo familiar.
Obesidad en la tercera edad
Fuente: www.zonahospitalaria.com
Autor: Dr. Camilo Silva Froján
La obesidad es un trastorno que alcanza dimensiones epidémicas en el mundo desarrollado, constituyendo una de las principales causas de muerte prevenible. La obesidad no suele aparecer en edades tardías de la vida y es, en la mayoría de los casos, una situación iniciada en décadas anteriores.
La prevalencia de obesidad aumenta con la edad y, de esta manera, en España se considera que alcanza al 36% de la población mayor de 65 años no institucionalizada, en contra del 14,5% si valoramos a toda la población en conjunto.
¿Qué efectos tiene la obesidad en la tercera edad?
La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por un acúmulo excesivo de grasa en el cuerpo. Aparece por la interacción de factores genéticos y ambientales (dieta, actividad física, etc.). Al igual que en otros grupos de edad, la obesidad se asocia con un incremento del riesgo de enfermedades.
Aunque el peso es muy importante, lo fundamental es la cantidad de grasa en exceso y la distribución de la misma a lo largo del cuerpo. De esta manera, podemos encontrar a individuos con mucho peso, pero a expensas de masa muscular que, por tanto, no se pueden considerar obesos.
A la inversa, existen sujetos con un peso normal o un ligero sobrepeso que tienen un cantidad excesiva de grasa corporal, tanta o más como podría tener otra persona con obesidad. Sabemos también que la distribución de la grasa de predominio abdominal se relaciona con un mayor número de complicaciones, sobre todo metabólicas.
El peso tiende a aumentar y la masa muscular a disminuir con el paso de los años, sobre todo en las personas sedentarias (se estima que por cada década de la vida el gasto energético diario de una persona disminuye unas 150 kcal). De esta manera, la edad afecta de manera negativa a la composición corporal, aumentando el porcentaje de grasa de forma notable. Además, en los hombres y en las mujeres posmenopáusicas se detecta una tendencia al acúmulo intraabdominal de la grasa (valorado por el perímetro de la cintura).
Por todo ello, la persona obesa en su tercera edad manifiesta de forma paradigmática las complicaciones derivadas del exceso de grasa y, así, suele ser un paciente pluripatológico y que precisa un buen número de tratamientos farmacológicos.
Complicaciones asociadas a la obesidad
- Diabetes mellitus tipo 2 - Hipertensión arterial - Dislipemia - Cardiopatía isquémica: angina de pecho, infarto agudo de miocardio - Encefalopatía vascular: accidente cerebrovascular, demencia vascular - Artrosis. Otras dolencias articulares y musculares - Hiperuricemia y gota - Trastornos digestivos: hígado graso, hernia de hiato, reflujo gastroesofágico, litiasis biliar - Trastornos respiratorios: síndrome de apnea del sueño, síndrome de hipoventilación- obesidad - Trastornos psíquicos: depresión, trastornos de la conducta alimentaria - Trastornos cutáneos (infecciones, estrías, fisuras, etc.) - Cáncer: colon, próstata, mama, endometrio, etc.
¿Qué podemos hacer?
El tratamiento de la obesidad en la tercera edad no está del todo bien estudiado. A diferencia de la población más joven, los tratamientos más intensivos no deben aplicarse en esta edad (cirugía de obesidad, dietas excesivamente hipocalóricas, etc.), ya que los beneficios no están claramente demostrados. El tratamiento con dietas muy estrictas puede ser contraproducente debido a la pérdida de masa muscular y al riesgo de complicaciones metabólicas que conllevan.
El principal objetivo al inicio del tratamiento es evitar la ganancia de peso, mejorar la movilidad y la calidad de vida. La pérdida de peso debe ser individualizada y bajo supervisión médica. Se sabe que una pérdida de peso del 5% del peso inicial, se asocia con una mejoría de las complicaciones asociadas a la obesidad. Un objetivo a plantear en algunos pacientes es la consecución de pérdidas de un 10-15% del peso inicial.
Actividad física
La actividad física resulta fundamental para el mantenimiento del peso corporal. La personas físicamente activas mantienen mejor el peso, además de obtener los beneficios intrínsecos a la propia actividad física (mejoría de la función muscular y articular, mejor control de los factores de riesgo vascular, etc.). A la hora de prescribir una actividad física debe tenerse en cuenta las limitaciones y las preferencias del paciente. En esta edad la presencia de patología articular es frecuente (artrosis de rodillas, caderas, columna, etc.) y en muchas ocasiones limita considerablemente la actividad física.
Siempre es aconsejable incrementar en la medida de lo posible la actividad física cotidiana, por ejemplo, hacer la compra o la limpieza del hogar. Caminar es una manera sencilla de incrementar el gasto energético. Deben aconsejarse un calzado y una ropa adecuados para evitar las lesiones. El ejercicio físico en piscina (natación, etc.) puede ser una buena alternativa para las personas con problemas articulares. En los últimos años han proliferado modalidades de ejercicio físico que combinan el trabajo de fuerza y elasticidad muscular (yoga, pilates, gimnasia de mantenimiento, etc.). Este tipo de actividad física puede ser muy beneficioso debido al incremento de la masa y del tono muscular, si bien, debe realizarse siempre asesorado por un entrenador debidamente formado, con el fin de prevenir lesiones.
Alimentación
No existen unas recomendaciones dietéticas específicas para tratar la obesidad en la tercera edad. Se aconseja, por tanto, una pauta de alimentación equilibrada y adecuada a las necesidades de cada paciente. El seguimiento de una dieta desequilibrada puede tener consecuencias desastrosas, especialmente en los pacientes de más edad o en aquellos con varias enfermedades y tratamientos farmacológicos. Debemos huir siempre de las dietas y productos “milagro”.
La necesidad de perder peso y la magnitud de dicha pérdida debe ser analizada en cada paciente. En caso de necesitar una disminución de peso se deben aconsejar dietas moderadamente hipocalóricas (entre 500 y 1000 kcal. menos que el gasto energético total del individuo). Se aconsejan dietas variadas en las que se incluyan todos los grupos de alimentos en sus debidas cantidades (pastas, arroces, pan, legumbres, aceite de oliva con moderación, frutas, verduras, huevos, carnes con bajo contenido en grasa, pescados, lácteos desnatados, etc.). La ingesta de alcohol no es necesaria en el contexto de una dieta equilibrada pero, en caso de producirse, no debería exceder de 1 copa de vino o 1 cerveza al día.
Medicación para perder peso
Actualmente en España solo existen dos fármacos aprobados para el tratamiento de la obesidad: sibutramina (Reductil) y orlistat (Xenical).
Orlistat es un inhibidor selectivo de la lipasa pancreática. Reduce la absorción del 30% de las grasas ingeridas, con lo que se consigue reducir la absorción de aproximadamente 200-300 kcal/día.
Sibutramina es un inhibidor de la recaptación de serotonina, adrenalina y dopamina. Incrementa la saciedad y, en menor medida, la termogénesis.
Como efectos adversos derivados del tratamiento con orlistat debe destacarse la esteatorrea (diarrea grasa) y la posible interferencia en la absorción de otros fármacos. Sibutramina puede aumentar las cifras de presión arterial y de frecuencia cardiaca.
Siempre bajo prescripción médica, son fármacos seguros y efectivos. En la tercera edad deben valorarse cuidadosamente los riesgos y beneficios de estos tratamientos, debido a la posible presencia de interacciones medicamentosas y efectos secundarios.
Importancia diagnóstica de la disfagia en anciano
Fuente: www.sietediasmedicos.com
Autor:S. Giménez Basallote
La presencia de disfagia en mayores conlleva a deshidratación, desnutrición y aspiración traqueobronquial con riesgo de neumonía y muerte.
El test MECV-v se considera un método diagnóstico eficaz y no cruento para detectar la disfagia.
La disfagia orofaríngea es un síndrome de muy alta prevalencia en ancianos, pudiendo llegar a más del 75% en ancianos institucionalizados. Diferentes eventos patológicos pueden ser las responsables de esta afección como ictus, Parkinson, miastenia, esclerosis lateral amiotrófica, Alzheimer y el tratamiento agresivo de tumores. Su presencia conlleva deshidratación, desnutrición y aspiración traqueobronquial con riesgo de neumonía y muerte, ocasionando gran impacto en la capacidad funcional y calidad de vida de estos pacientes.
Los autores del presente estudio, aprovechando la creación de una unidad de disfagia en su servicio, plantean como objetivo revisar el uso de un método diagnóstico no cruento de exploración clínica consistente en un test volumen-viscosidad: MECV-v.
Los autores realizan un estudio descriptivo y prospectivo desde marzo de 2012 a octubre de 2014, a los pacientes sometidos al test descrito por sospecha de disfagia, y recogiendo edad, sexo, Índice de Dependencia de Barthel, Índice de Comorbilidad de Charlson, y motivo de petición, fecha, y resultado del test entre otras variables.
Finalmente los autores recabaron un total de 266 test MECV-v, con una media de edad de 82 años, un Barthel medio de 20,5 puntos y un Charlson de 1,77 puntos. El motivo más frecuente de solicitud del test fue el ictus, seguido de demencias y otras enfermedades neurológicas.
El número total de test positivos fue de 184, resultando diagnosticados de disfagia un total de 228 casos, lo que supuso un 86% de todos los test realizados. Los autores encuentran diferencias en la supervivencia a los 12 meses en pacientes con el test positivo, aunque no encuentran relación con la situación funcional ni con la comorbilidad.
Comentan los autores el acierto en la instauración de nutrición parenteral o del uso de espesantes en aquellos pacientes con disfagia tras el alta hospitalaria, aunque finalizan con el comentario de que la gestión de la disfagia requiere un enfoque multidisciplinar.
Signos de alerta y qué hacer
La disfagia o dificultad para tragar puede provocar en la persona que la sufre pérdida involuntaria de peso, deshidrataciones, malnutriciones, infecciones y neumonías, según se ha puesto de manifiesto durante la 23ª edición de las Jornadas de Atención Primaria de la Sociedad Castellano-Manchega de Médicos Generales y de Familia.
La dificultad para tragar afecta aproximadamente al 40 por ciento de los mayores de 65 años y a más del 60 por ciento si el paciente está institucionalizado. De acuerdo a las previsiones demográficas, la población mayor española representará, a partir del año 20152 el 37 por ciento de la población total. Asimismo, de la población mayor de 65 años, entre el 20 y el 30 por ciento evolucionan con el avance de la edad hacia la fragilidad.
Los signos de alerta de la disfagia son las alteraciones del nivel de consciencia y de la articulación del lenguaje, el atragantamiento o los episiodios de tos durante la ingesta y el aumento del tiempo empleado para la misma. Además, también debe hacer sospechar una pérdida de peso inexplicable, la dificultad o la lentitud en la masticación y el dolor o la sensación de obstrucción durante la deglución.
La geriatra Belén Cámara Marín ha indicado, durante al cita, cómo actuar durante las comidas con los pacientes que tienen disfagia. Ha señalado que se debe evitar hablar durante la comida, así como las prisas, lo que disminuye el riesgo de atragantamiento y aspiraciones. Además, se debe limitar la cantidad de comida, ya que es mejor comer frecuentemente y en pequeñas cantidades. En este sentido, también debe evitarse la mezcla de alimentos con diferentes texturas.
Ha de tenerse "un cuidado extremo" en personas somnolientas y nunca alimentar por boca en cama, ha incidido la geriatra. El paciente con disfagia siempre debe alimentarse sentado en un sillón con una postura adecudada, con el tronco hacia adelante, ayudándose de almohadas o cojines en el respaldo y los pies bien apoyados en el suelo, con el cuello flexionado hacia adelante y que la barbilla casi toque el pecho, en especial cuando ingiere.
"Muy importante es la dieta equilibrada y complementar la dieta con suplementos alimenticios para evitar que la salud de los ancianos se debilite", ha señalado, por su parte, la enfermera Victoria Atanasova Kaleva.
Geriatras, oncólogos y hematólogos abordan juntos el tratamiento del paciente mayor con cáncer
Fuente: dependencia.info
En la actualidad el índice de envejecimiento y la expectativa media de vida han aumentado de forma significativa, pero en el otro lado de la balanza los geriatras afirman que estos logros se han conseguido a expensas de aumentar el tiempo de vida dependiente como consecuencia de los procesos morbosos. En esta situación, los procesos cancerosos ocupan un lugar primordial no sólo por su frecuencia, sino también por las graves consecuencias que acarrea.
Por ello, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) organizó la 2ª Jornada sobre oncohematogeriatría el pasado14 de noviembre en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, con el fin de concienciar sobre la necesidad del acceso a las terapias innovadoras y la atención multidisciplinar del paciente oncohematológico mayor.
La edad es un factor de riesgo para la mayoría de neoplasias o tumores
Para el 2030 se espera que el 70% de las neoplasias se asentarán en los mayores de 65 años, según datos recogidos de la Guía de Buena Práctica en Geriatría: dolor oncológico en el anciano de la SEGG. “Sin embargo, las personas mayores están infrarrepresentados en estudios y ensayos clínicos, están fuera de los programas de detección precoz”, comenta el Presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Ante esta problemática el Dr. José Antonio López Trigo, propone el trabajo en equipo de oncólogos, hematólogos y geriatras. Tanto al inicio del proceso diagnóstico, como para hacer una valoración integral y global del paciente y poder ayudar al oncólogo en el seguimiento posterior al tratamiento. Ofreciendo así una atención multidisciplinar de calidad al paciente mayor con cáncer.
“Siendo clave en este caso la figura del Geriatra como médico de apoyo a todos los problemas de fondo que tuviese el paciente, más los que pueda desarrollar a partir de la utilización de los quimioterápicos o del tipo de terapia que se aplique”, concluye el Presidente de la SEGG.
Peculiaridades del paciente mayor con cáncer
El paciente mayor es un paciente con patología crónica y polimedicado que requiere una valoración integral de su estado de salud, a nivel clínico, cognitivo, psicológico, nutricional, aspectos sociales y funcionales de la vida cotidiana. “El paciente mayor con cáncer suele ser un paciente que presenta otras comorbilidades, por lo tanto hace más compleja la terapéutica dirigida hacia el cáncer. Además, en muchas ocasiones es más difícil la aproximación diagnóstica, ya que al ser un paciente polisintomático, no presenta una sintomatología clara y definida en comparación a los pacientes más jóvenes”, explica el Presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Temas de interés en Oncohematogeriatría
La 2ª Jornada sobre Oncohematogeriatría que cuenta tanto con el aval científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) como con el de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), abordará temas importantes en relación al paciente oncohematológico mayor como son las actualizaciones en Oncogeriatría y en Hematogeriatría, la atención multidisciplinar y coordinación asistencial al paciente con cáncer, la equidad en los tratamientos oncohematológicos o la fragilidad y los factores de riesgo de mayor impacto en el paciente mayor con cáncer.
Participarán como ponentes profesionales de reconocido prestigio y cuyo compromiso personal, profesional e institucional está ligado a la defensa de la equidad en el abordaje y tratamiento de los pacientes con cáncer y, con especial énfasis, en los mayores.
La diabetes en las personas mayores
Fuente: www.nia.nih.gov
La diabetes es una enfermedad grave. Las personas desarrollan diabetes cuando el nivel de glucosa en la sangre, es demasiado alto. Lo bueno es que hay cosas que pueden hacerse para controlar la diabetes y prevenir los problemas asociados con esta enfermedad. Además, a nivel preventivo, puede disminuirse su riesgo.
¿Qué es la diabetes?
Nuestros cuerpos convierten los alimentos que consumimos en glucosa. La insulina ayuda a la glucosa a entrar en nuestras células, donde puede usarse para generar energía. Si tiene diabetes, es posible que su cuerpo no produzca suficiente insulina, que no use la insulina correctamente, o ambas cosas. Eso puede causar demasiada glucosa en la sangre. Su médico de cabecera puede enviarlo a un médico que se especializa en el cuidado de personas con diabetes, llamado endocrinólogo.
Tipos de diabetes
Hay 2 tipos principales de diabetes:
Diabetes tipo 1. El cuerpo no produce insulina o produce muy poca cantidad. Aunque los adultos pueden desarrollar este tipo de diabetes, ocurre con mayor frecuencia en niños y adultos jóvenes.
Diabetes tipo 2. El cuerpo produce insulina, pero no la usa de manera correcta. Es el tipo más común de diabetes. Ocurre con mayor frecuencia en adultos de mediana edad y adultos mayores, pero también puede afectar a los niños. Su probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 es mayor si tiene sobrepeso, es inactivo o tiene un historial de diabetes en la familia.
La diabetes puede afectar muchas partes de su cuerpo. Es importante mantener la diabetes bajo control. Con el tiempo, puede causar graves problemas de salud, como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, enfermedades renales, ceguera, daños a los nervios y problemas de circulación que pueden llevar a la amputación. Las personas con diabetes tipo 2 también tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
¿Qué es la prediabetes?
Muchas personas tienen "prediabetes". Esto significa que los niveles de glucosa son más altos de lo normal, pero no lo suficientemente altos para ser diagnosticarlos como diabetes. La prediabetes es un problema grave porque las personas que la padecen tienen un alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Para prevenir o retrasar la diabetes tipo 2, perder peso puede ayudar. Una alimentación saludable y la actividad física pueden marcar una gran diferencia. Colabore con su médico para establecer un plan de buena nutrición y ejercicio habitual. Asegúrese de preguntar con qué frecuencia debe medir sus niveles de glucosa.
Síntomas de la diabetes
Es posible que algunas personas con diabetes tipo 2 no sepan que tienen la enfermedad. Pero pueden sentirse cansadas, hambrientas o sedientas. Pueden perder peso sin intentarlo, orinar con frecuencia o tener problemas de la vista, como visión borrosa. También pueden desarrollar infecciones en la piel o sanar con lentitud cuando se han cortado o tienen moratones. Consulte a su médico de inmediato si tiene uno o más de estos síntomas.
Pruebas para detectar la diabetes
Los médicos usan varios análisis de sangre para ayudar a diagnosticar la diabetes:
- Prueba aleatoria de glucosa plasmática—administrada en cualquier momento del día
- Prueba A1C—administrada en cualquier momento del día; muestra el nivel de glucosa durante los últimos 3 meses
- Prueba de glucosa plasmática en ayunas—administrada después de no haber comido por un periodo de por lo menos 8 horas
- Prueba oral de tolerancia a la glucosa—administrada después de ayunar durante la noche y luego nuevamente 2 horas después de tomar una bebida azucarada
Es posible que el médico quiera que le hagan una prueba de diabetes dos veces antes de formular un diagnóstico.
El manejo de la diabetes
Cuando sea diagnosticado con diabetes, el médico elegirá el mejor tratamiento según el tipo de diabetes que usted tenga, su rutina diaria y cualquier otro problema de salud que tenga. Muchas personas con diabetes tipo 2 pueden controlar sus niveles de glucosa en la sangre tan solo con dieta y ejercicio. Otras necesitan medicamentos para la diabetes o inyecciones de insulina. Con el tiempo, las personas con diabetes pueden necesitar tanto cambios en el estilo de vida como medicamentos.
Cómo mantener el control de la diabetes
- Mantenga un registro de sus niveles de glucosa. Los niveles muy altos de glucosa o los niveles muy bajos de glucosa (llamados hipoglucemia) pueden poner en riesgo su salud. Hable con el médico sobre cómo medir sus niveles de glucosa en casa.
- Elija alimentos saludables. Aprenda cómo los diferentes alimentos afectan los niveles de glucosa. Para perder peso, considere los alimentos que son bajos en grasa y azúcar. Dígale al médico si desea ayuda con la planificación de las comidas.
- Haga ejercicio. El ejercicio diario puede ayudar a mejorar los niveles de glucosa en las personas mayores que tienen diabetes. Pídale al médico que le ayude a planificar un programa de ejercicios.
- Tome sus medicamentos para la diabetes incluso cuando se siente bien. Dígale al médico si tiene algún efecto secundario o no puede pagar por sus medicamentos.
Formas de mantenerse saludable cuando se tiene diabetes
- Averigüe cuál es su nivel promedio de glucosa en la sangre. Hágase la prueba de sangre A1C por lo menos dos veces al año. El resultado mostrará su nivel promedio de glucosa durante los últimos 3 meses.
- Vigile su presión arterial. Hágase revisar la presión arterial con frecuencia.- Vigile su colesterol. Hágase un análisis de sangre por lo menos una vez al año para determinar sus niveles de colesterol y triglicéridos. Los niveles altos pueden aumentar su riesgo de desarrollar problemas cardíacos.
- Deje de fumar. Fumar aumenta su riesgo de desarrollar muchos problemas de salud, incluso ataques cardíacos y derrames cerebrales.
- Hágase exámenes anuales de los ojos. Encontrar y tratar los problemas oculares a tiempo puede ayudar a mantener los ojos sanos.
- Hágase exámenes anuales de los riñones. La diabetes puede afectar los riñones. Los exámenes de orina y sangre mostrarán si sus riñones están bien.
- Vacúnese contra la gripe todos los años y vacúnese contra la neumonía. Una vacuna anual contra la gripe le ayudará a mantenerse saludable. Si tiene más de 65 años, asegúrese de haberse vacunado contra la neumonía.
- Cuide sus dientes y encías. Cepíllese los dientes y use hilo dental todos los días. Acuda al dentista para que le revise los dientes y encías dos veces al año con el fin de evitar problemas graves.
- Proteja su piel. Mantenga su piel limpia y use cremas suavizantes para evitar la sequedad. Cuide las pequeñas cortaduras y moratones para así prevenir infecciones.
- Revise sus pies. Tome tiempo para revisarse los pies todos los días con el fin de detectar si tiene áreas enrojecidas. Pídale a alguien que le revise los pies si no puede hacerlo usted mismo. Si tiene llagas, ampollas, cortes en la piel, infecciones o acumulación de callosidades, consulte al médico, quizá necesite un podólogo.
Esté Preparado
Asegúrese de siempre tener a mano una reserva de al menos 3 días de los suministros necesarios para hacerse las pruebas y tratar su diabetes en caso de que se presente una emergencia.
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