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septiembre 2017
Para los abuelos españoles «la cuesta de enero» empieza en septiembre
Fuente: www.abc.es
Se gastan una media de 604 euros por niño durante el verano cuidando de sus nietos
Los abuelos siempre son una ayuda y un respiro para los padres durante las vacaciones de los niños. Además de que no siempre los padres disponen de tantos días libres como los que tienen sus hijos, también quieren descansar un poco de sus obligaciones con ellos o pasar unos días en pareja solos, y para ello, nada mejor que los abuelos, siempre dispuestos a echar una mano y a pasar unos días en familia con los más pequeños de la casa. Pero, disfrutar de los nietos, parece que le sale bastante caro a más de uno según ha podido comprobar el potente buscador de vuelos y hoteles www.jetcost.es y es que nuestros mayores se gastan una media de 604 euros por niño durante las vacaciones.
El equipo de Jetcost ha realizado la encuesta como parte de un estudio acerca de las vacaciones en familia de los europeos y, particularmente, entre los que las disfrutan con niños. El estudio fue realizado a 3.000 abuelos (500 de cada nacionalidad: británicos, españoles, italianos, alemanes, portugueses y franceses ) mayores de 50 años, y que al menos tienen un nieto menor de 15 años de edad con el que habían estado de vacaciones.
Inicialmente a todos los participantes se les preguntó si habían ido de vacaciones con sus nietos, a lo que tres cuartas partes de los encuestados (74%) dijo que sí. Cuando se les preguntó si contribuyeron a pagar algo de las vacaciones de sus nietos, dos tercios de los abuelos (65%) admitió que lo pagaban todo. Cuando se les pidió que estimaran cuánto les podía haber costado pasar unos días con ellos teniendo en cuenta los viajes, hoteles, atracciones, comidas, bebidas, regalos, juguetes y caprichos, resultó que el precio medio por niño que habían pagado fue de 604 euros.
A todos los encuestados que declararon que habían ido de vacaciones con sus nietos pero sin los padres, se les preguntó también por qué no habían podido ir con ellos, siendo estas las respuestas más comunes:
1. Sus padres no tenían vacaciones suficientes para poder participar en las vacaciones en familia (48%).
2. Los padres no podían permitirse el lujo de llevarlos de vacaciones, así que lo hicimos nosotros (33%).
3. Así los padres tenían unos días para ellos mismos (26%)
En cuanto a los resultados a nivel europeo, los españoles somos los terceros de Europa cuyos abuelos más se gastan en sus nietos durante las vacaciones:
1. Alemanes: 736 euros
2. Británicos: 700 euros
3. Españoles: 604 euros
4. Italianos: 440 euros
5. Portugueses: 436 euros
6. Franceses: 415 euros
Desde Jetcost reconocen que «es muy bueno que los abuelos puedan irse de vacaciones con sus nietos y pasar unos días en familia; los niños están encantados con ellos, a los abuelos se les suele caer la baba y les conceden todos los caprichos y los padres pueden tomarse unos días de respiro en sus labores cotidianas.
Dicho esto, que suena a total felicidad, es muy importante que no se abuse de la generosidad de los más mayores y su tendencia a pagarlo todo ya que la cuesta de enero puede adelantárseles unos meses, por lo que desde Jetcost pedimos a los padres que si no pueden ayudar mucho en los gastos de esas vacaciones, al menos ayuden en otras tareas para evitar que recaigan todas las responsabilidades sobre los abuelos».
Vivir con una pensión de ocho euros
Fuente: elpais.es
¿De qué viven las personas mayores en países pobres? En África, el continente más joven, aumenta la longevidad de su población. En Zanzíbar se ensaya un proyecto piloto para implementar un plan de pensiones
Se trata del primer programa de África oriental financiado íntegramente por el Estado. Desde abril de 2016, las personas de más de 70 años reciben 20.000 chelines tanzanos (unos ocho euros) en metálico al mes.
Pueden cobrarlos en uno de los 70 puntos de pago de pensiones de las islas de Pemba y Unguja, las dos mayores que forman el archipiélago de Zanzíbar. "No podía imaginar que me iba a pasar algo así en la vida", comenta Fatma Hassan Makama durante una espera de varias horas en una larga cola delante de un colegio de Bububu, en las afueras de la capital, Stonetown. A sus 81 años, ha caminado dos kilómetros desde su casa para cobrar su primera pensión.
El programa no ha hecho más que empezar y muchos nuevos pensionistas aseguran que apenas cubre sus necesidades básicas. Pero para los beneficiarios resulta algo poco menos que revolucionario. "Hemos decidido poner en marcha este proyecto porque la situación de la gente mayor es muy difícil. La mayoría no tiene ningún ingreso", explica Salum Mohamed, jefe de la Unidad de Protección Social del Gobierno de Zanzíbar.
La importancia de esta clase de iniciativas será mayor a medida que África envejezca. Naciones Unidas calcula que, de aquí a 2050, el número de personas de más de 60 años se multiplicará por cuatro y alcanzará los 200 millones. Según el Banco Mundial, en los últimos 15 años la esperanza de vida ha aumentado entre un 20 y un 40%. En Tanzania pasó de 50 años en 2000 a 65 en 2014.
Sin embargo, la opinión mayoritaria es que el continente no está haciendo lo suficiente para prepararse para ello. Los informes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirman que en la mayoría de los países del África oriental y occidental, menos del 10% del total de la población activa contribuye a un plan de pensiones.
Y aunque en la cultura africana los mayores gozan de una elevada consideración social y la familia, consanguínea o política, cuida de ellos sin pensárselo dos veces, la presión sobre los sistemas de apoyo tradicionales se ha vuelto excesiva. La rápida emigración a las ciudades y la modernización han acabado con las estructuras familiares y han dejado a los mayores sin apenas ayuda. Algunos incluso se han quedado en la calle.
"Mis hijos no ganan mucho y no vienen a visitarme muy a menudo. A veces me dan comida y jabón, pero no dinero", dice Halima Sleyum Hassan, que ha venido a Bububu desde el vecino pueblo de Kihinani para cobrar su pensión. Tras la muerte de su hija, cuida de sus siete nietos y tiene que comprar comida, ropa y uniformes para el colegio. Según la Organización Mundial de la Salud, en Tanzania las mujeres mayores se ocupan de alrededor del 40% de los huérfanos y tienen a su cargo los denominados "hogares con salto generacional", en los que la generación intermedia ha muerto o está gravemente enferma de sida.
Maulidi Molid Mbaruk, de 71 años, se encuentra en Bububu al igual que Halima para cobrar su pensión. Agradece el dinero, pero reconoce que, desde luego, 20.000 chelines tanzanos /unos 7,5 euros) no bastan para cambiar la difícil situación de los mayores. "Un kilo de arroz cuesta 2.000 chelines; un coco, 1.000; la verdura, 800, y una bolsa de carbón, 600. Antes de que te des cuenta, te has gastado la mitad", se lamenta.
Salum promete que el Gobierno hará más por ayudar a los mayores. "Esto no es más que el principio. Tenemos que asegurarnos de que damos algo que podemos dar y mantener. Sin duda, en el futuro aumentaremos el importe de las prestaciones, y por otra parte, rebajaremos el límite de edad hasta los 60 años", afirma.
Pero Melis Guven, un experto del Banco Mundial que ha publicado recientemente un estudio sobre los beneficios y los costes de las pensiones en África Subsahariana, advierte de que los Gobiernos deberían ser más cautelosos con esta clase de promesas. "Los altos costes de las pensiones públicas universales también tienen repercusiones importantes en otros gastos de protección social. En Mauricio, por ejemplo, el programa de pensiones universales para la tercera edad representa el 80% del gasto social", advierte.
La situación de la gente mayor es muy difícil. La mayoría no tiene ningún ingreso
Pero el dinero no es el único problema al que se enfrenta el Gobierno de Zanzíbar a la hora de poner en práctica el programa. Los funcionarios también se encuentran con dificultades a la hora de verificar la edad de los beneficiarios. Muchos no tienen certificado de nacimiento u otra documentación que la confirme. Y aunque la tengan, a veces la información que consta en ella es errónea. "En esos casos tienen que declarar ante un tribunal que tienen al menos 70 años. También pueden acudir a un funcionario de la administración local para que hable directamente con alguien y averigüe si es verosímil que la persona tenga 70 años", explica Mohamed.
Al otro lado del canal de Zanzíbar no existe ningún programa universal de pensiones, y solamente un grupo reducido de ex funcionarios del Estado cobra dinero. El resto tiene que pedir ayuda a sus familias o arreglárselas por su cuenta. El Gobierno de Dodoma ha prometido introducir un programa de pensiones similar al que se está aplicando en Zanzíbar, pero no ha especificado cuándo.
Blandina Isaya Mbaji, una exenfermera de 70 años de Mharakani, un pueblo situado a unos 40 kilómetros de Dar es Salaam, ha intentado movilizar a los mayores para que luchen por sus derechos. "Como es natural, envidiamos las pensiones de Zanzíbar y esperamos recibir pronto las mismas prestaciones", remacha.
Voluntarios contra la soledad en la tercera edad
Fuente: elmundo.es
Autora: Fátima Elidrissi. Madrid
Gracias a una red de 120 voluntarios el proyecto Making Sharing de la Fundación Vianorte-Laguna atiende y acompaña a personas mayores y solas con enfermedades avanzadas y crónicas del distrito de Latina
Cerca de 250.000 ancianos viven solos en la Comunidad de Madrid. Un 26% de ellos se encuentran en situación de dependencia y se calcula que para el 2032 la cifra superará el 45%. Para atender a personas mayores y solas que sufren enfermedades avanzadas y crónicas a través de una red de voluntariado nació el pasado mes de abril Making Sharing, un proyecto de la Fundación Vianorte-Laguna enmarcado dentro del Programa Final de Vida y Soledad de la Obra Social La Caixa.
Jacobo Vázquez, estudiante de economía y derecho de 21 años, es uno de los jóvenes voluntarios que comparte su tiempo con estos ancianos en riesgo de exclusión social. Desde hace tres semanas dedica una tarde a la semana a Marcelo, un octogenario con problemas de movilidad por culpa de un respirador. Cuando le visita, Jacobo se dedica básicamente a «estar con él, buscar un rato agradable o jugar al chinchón», cuenta con una sonrisa. «Yo te diría que es casi más importante la ayuda moral o la ayuda sentimental que la económica. Cuando estás con una persona y ves que se lo ha pasado tan bien, que ha disfrutado tanto y que está alegre porque tú simplemente le acompañes yo creo que es mejor que cualquier otra cosa que le puedas dar», explica.
Habla desde la residencia de ancianos de Laguna junto a una vieja conocida de otras acciones de voluntariado: Elisa. «Son encantadores, tienen una santa paciencia como puedes ver», cuenta esta mujer de 88 años. «Vienen, nos hablan, nos cuentan sus historias, son todos gente deliciosa. Si no fuera por ellos yo estaría muy sola, aunque aquí siempre estamos haciendo cosas», añade.La fundación Vianorte-Laguna cuenta con 120 voluntarios.
Making Sharing funciona principalmente en el distrito madrileño de Latina, donde cerca de 45.700 personas viven solas. Su nombre, haciendo compartidores, pretende subrayar ese intercambio de vivencias entre la persona mayor y el voluntario así como su vocación por crear redes solidarias y construir sociedad. En palabras de Jacobo: «el término de voluntariado debería cambiarse y llamarse compartiriado porque al final voluntariado suena un poco a que estoy siendo el salvador, pero muchas veces eres tú el que está siendo ayudado y recibes más de lo que das. Cuando estás con estas personas es una sensación tan gratificante que me merece la pena por verlos a ellos así de felices y por lo que aprendo yo a tratar a las personas, ponerme en el lugar de otros y la experiencia que te puedan dar».
Participar en Making Sharing es sencillo: tras una entrevista personal se realiza una formación básica de dos o tres horas para aprender a tratar a estos ancianos.
Una vez superada la entrevista con el psicólogo, los voluntarios se incorporan dependiendo de su tiempo. Este proyecto forma parte del Programa de Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de la Obra Social la Caixa, presente en 109 centros hospitalarios y áreas de atención domiciliaria de toda España. Más de 114.000 pacientes y 165.000 familias han recibido apoyo psicosocial desde su puesta en marcha en 2008.
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