artículos de actualidad
mayo 2017
La otra cara del Alzheimer
Fuente: www.leonoticias.com
Autor: S. Gallo
Familiares y profesionales médicos reciben formación en Alzheimer León para conocer la mejor forma de comunicar con los enfermos, con especial hincapié en el trato hacia ellos.
El momento en el que se diagnostica a un paciente la enfermedad de alzheimer es quizá uno de los más duros a los que tiene que hacer frente, tanto la propia persona como sus familiares, a quienes puede envolver en un mismo momento la sensación de angustia e incertidumbre por lo que está por venir. Tampoco resulta fácil para los profesionales médicos, quienes en ocasiones, desconocen la mejor forma de actuar con estos pacientes.
Para ello, desde Alzheimer León se están dando diferentes cursos de formación centrados, en especial, en materia de comunicación. «No tener en cuenta lo que decimos, sino cómo lo decimos, cómo utilizamos el lenguaje no verbal para que les llegue y además esa información llegue de forma correcta», explica la responsable de Formación en Alzheimer León, Tomasa Ugidos. Y es que aunque cada vez se tienen más conocimientos sobre la enfermedad de alzheimer, también hay «muchas cosas que no se conocen» y se trata de una enfermedad «complicada», en especial en las primeras fases.
Los cursos destinados para las familias están resultando «relevantes» para ellos, que buscan «conocer la enfermedad y además saber comunicarse con ella» tanto a nivel físico como psicológico. «El cariño es fundamental, sobre todo en el tema de la comunicación», puntualiza Ugidos, quien aclara que las familias no solo tienen que hacer frente al diagnóstico de la enfermedad, que suele suponer «un jarro de agua fría», sino también afrontar situaciones físicas que pueden necesitar los enfermos, al tiempo que tienen que enfrentarse a los problemas de conducta que genera la enfermedad.
«Ellos dicen que se vuelven muy tercos, quieren saber cómo afrontar la comunicación con el enfermo cuando no hay reciprocidad por su parte», puntualiza Ugidos, quien recuerda que «son mayores que necesitan un trato especial, nada más» pero que van perdiendo algunas capacidades, ante lo que la familia, por lo general, necesita «descargarse». Por ello, esto es una de las líneas en las que se centra el trabajo que desarrolla Alzheimer León con los familiares.
Fernando tiene a su madre, de 90 años, enferma de alzheimer desde hace siete u ocho años. La enfermedad avanza «lentamente» y hasta ahora no se ha producido la fase «en la que se ponen violentos» que estima que «tiene que ser lo más duro que hay». Y aunque reconoce que intenta «llevarlo con humor», no siempre es posible porque «hay momentos en que te desborda». Como familiar participa en iniciativas formativas de Alzheimer León para «llevar experiencias» tanto al personal de Enfermería del Hospital como con el colectivo de Enfermería y Gerencia de Atención Primaria, y hasta el momento agradece la «buena» acogida y la gran receptividad y sensibilidad humana que ha permitido avanzar «más de lo que esperábamos».
Resalta el apoyo que se viene dando a los familiares desde Alzheimer León porque entiende que es «fundamental». De hecho, él decidió asociarse hace 20 años después de ver un documental en la televisión. «Era tan conmovedor que decidí asociarme», aunque años más tarde padeció la enfermedad en primera persona con su tía, con su padre y ahora con su madre. «Durante unos años fui voluntario, hasta que pasé a ser obligatorio», dice con humor, mientras recuerda a los integrantes de la asociación «con la misma ilusión que hace un montón de años».
«Cuando tienes un disgusto y un bajón moral y anímico importante, porque no estamos prepararos para eso, requerimos un grado de colaboración que también afecta a la vida propia», insiste Fernando, quien apostilla que algo que ayudaría mucho sería no tener que pasar por la cantidad de burocracias existentes para diferentes aspectos. «No es fácil el trato, venimos al mundo sin esa experiencia y en una primera fase se aplica el sentido común, pero cuando alguien te abre los ojos o tienes cierto cansancio es cuando pedimos ayuda».
De cualquier forma, Fernando reconoce que, a partir de su experiencia puede concluir que «al cariño reacciona todo el mundo siempre» y aboga por “mantener el equilibrio», algo para lo que los apoyos ayudan mucho «y ser consciente de estar en ese equilibrio del que a veces te saca el enfermo», recalca. Por eso, la formación de Alzheimer León y el respaldo que dan sus profesionales «es todo», concluye.
Un éxito en el hospital
Los profesionales médicos sí que disponen de la información sobre la enfermedad, aunque también se está trabajando con ellos en materia formativa para «incidir en el trato». Ugidos recuerda que en ocasiones se automatiza la forma de atender a las personas y se olvida que hay personas que padecen una demencia que hace que requiera un trato «por sus características especiales».
Por ello, desde Alzheimer León se ofreció formación también a los profesionales de Enfermería del Complejo Asistencial de León. La responsable de Calidad y Formación en el centro hospitalario, Begoña Castañeda, reconoce que ha sido “una de las actividades más valoradas” por las personas que asistieron a los cursos de formación, unas 50 aproximadamente, en especial enfermeros y auxiliares del centro a los que «ha tocado la fibra sensible». Se constituyó un grupo de trabajo en el que participaron enfermeros y auxiliares de las unidades donde este tipo de pacientes son más frecuentes, como son traumatología y medicina interna.
Uno de los cursos fue de atención de calidad y calidez a las personas, para sensibilizar a los profesionales en la atención a este tipo de pacientes con deterioro cognitivo, y otro de impacto de la enfermedad en la familia. Tan buena ha sido la acogida que «la intención es continuar». Castañeda explicó que el hecho de que las personas de la organización valoren «tan bien» estos cursos es «muy bueno» y han estado «a la par con los cursos mejor valorados, que son más de salvar vidas». Y los comentarios se centraban en resaltar su efectividad y la importancia de que pudieran hacerlo todos los profesionales sanitarios. «Todo eran comentarios positivos».
Por último, Castañeda reconoció que este tipo de pacientes son «prevalentes» en el hospital porque «son bastantes y todo lo enfocamos en el tema de la humanización de la asistencia sanitaria». Es tipo de patologías crónicas son «muy frecuentes» en el Complejo Asistencial de león y el objetivo que se ha perseguido es «sensibilizar a los profesionales de Enfermería con los pacientes con deterioro cognitivo».
Formación para todos
No es la única formación que se lleva a cabo desde Alzheimer León. También se ofrece formación interna para intentar mejorar las habilidades de todos los profesionales, con temática especialmente relacionada con aspectos comunicativos, cómo conocer el tema de las afasias o cómo abordar los problemas de conducta que puede generar la enfermedad. También se hace formación externa, con cursos de atención sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales o talleres de artes escénicas, entre otras muchas.
Dentro de esta formación externa, este año el trabajo se ha centrado en la sensibilización para la población y para aquellos colectivos que habitualmente trabajan con personas enfermas de alzheimer, tales como los Cuerpos de Seguridad del Estado o los Bomberos. «Les hemos formado en lo que es la enfermedad, cómo comunicarse con estas personas y principalmente el trato», añade Ugidos.
Igualmente se han dado cursos en el Sacyl o en el Complejo Asistencial de León, algo que también se tiene previsto ofrecer en el caso de Atención Primaria. No solo centrado en la sensibilización, sino en la atención, también se ha formado a personal del Hospital para ofrecer «una atención de calidad y calidez» en materia que tiene que ver con el impacto que la enfermedad tiene en la familia. En la misma línea se dan cursos en residencias de ancianos que así lo demandan o al voluntariado para hacer que la gente conozca la enfermedad y todo ello repercuta en un mejor trato hacia el paciente.
China: Robots que ya cuidan a niños y ancianos
Fuente: www.heraldo.es
Autor: Antonio Broto
Ya estamos muy acostumbrados a ver robots en las cadenas de montaje de las fábricas, pero en China, líder mundial en la producción robótica, ya se les puede ver cuidando de ancianos en residencias, o jugando con niños en la guardería.
Un ejemplo de los nuevos roles de estos humanoides se puede encontrar en una de las mayores guarderías del país, llamada "Jardín Dorado" y situada a medio camino entre Pekín y Tianjin, donde tres robots blancos y de silueta curva, para que parezcan inofensivos a los niños, son los protagonistas de la clase.
Los niños, de cuatro y cinco años, se acercan a Keeko, que es como se llama el robot-cuidador, le cuentan distintas cosas cada uno, y él las ordena y une en un cuento al que pone música.
En la guardería, donde los niños también aprenden kung-fu o caligrafía, la idea es "combinar lo tradicional con lo moderno", explica una de las profesoras, Gao Haiyan, y en medio de esa tarea Keeko "ayuda a mejorar la expresión oral, la lógica y la capacidad espacial de los niños".
Keeko, cuyo diseño recuerda al Wall-E de la película homónima de Pixar, también baila con los niños, hace cuentas matemáticas y está dotado de inteligencia artificial, por lo que él también aprende con el tiempo.
"Si todos le dijeran cosas negativas las tomaría como correctas, lo que no estaría bien para los niños, así que intervenimos mucho para que las clases sean positivas", cuenta Chen Xiaodong, responsable de la firma Xiamen Zhitong, fabricante de los robots Keeko.
El papel de Keeko en los primeros años de vida de los niños chinos contrasta con el que a 1.200 kilómetros de allí, en la ciudad oriental de Hangzhou, desempeña A-Tai, otro robot en este caso encargado de ayudar a los cuidadores de un asilo y entretener a los más de 1.300 ancianos que viven allí.
A-Tai, un poco más alto que Keeko y dotado con dos simpáticas antenas azules, es capaz de cantar ópera tradicional china, la música favorita de muchos ancianos, y de llamar por teléfono a los parientes de los residentes.
Da también conversación a los ancianos -aunque a veces no les entiende, porque algunos no hablan mandarín estándar- y su labor más importante es la de recordar a los ancianos y enfermeros qué pastillas toma y cuándo lo hace cada interno, algo de gran ayuda en un centro de mayores de enorme tamaño como este de Hangzhou.
El creador de los A-Tai, Shen Jianchun, opina que un día sus "obras" reemplazarán a los cuidadores, aunque en la guardería de Pekín hay mas dudas sobre si Keeko, o una versión avanzada de éste que ya se está preparando, será algún día el único profesor de los niños.
"El robot es muy avanzado, pero un maestro tiene emociones, que es indispensable enseñar a los niños", opina la profesora Gao.
De manera similar se expresa el inventor de Keeko, Guo Changchen, quien dedicó tres años al desarrollo del robot de guardería y reconoce que son los humanos los que han de guiar a los niños, aunque "al explicarles lo que es la primavera, el robot puede ofrecer más materiales que un maestro".
China entró tarde al mundo de la robótica, pero en pocos años se puso al día y se ha convertido en líder mundial en producción de estos seres futuristas, algo promocionado por la campaña estatal "Made in China 2025", que quiere convertir al gigante asiático en líder mundial de la alta tecnología en todos sus aspectos.
En 2016 China instaló, principalmente en fábricas, 90.000 nuevos robots, un tercio del total mundial y un 30% más que en el año anterior, aunque aún hay mucho potencial si se tiene en cuenta que solo hay en el país 49 robots por cada 10.000 trabajadores, 10 veces menos que Corea del Sur, el país más "robotizado".
También comienzan a desarrollarse, y a aparecer tímidamente en las calles chinas, robots policía capaces de regular el tráfico: la ciencia ficción está cada vez más cerca en China, de la mano de la robótica y la inteligencia artificial.
Conectar el cerebro a la máquina: próximo objetivo de Facebook y Tesla
Fuente: www.abc.es
Autor: J.M Sánchez
Elon Musk y Mark Zuckerberg se lanzan a su próxima conquista, fusionar la mente humana con un ordenador, alcanzar el transhumanismo, al tiempo que los expertos en bioética piden actualizar las políticas para evitar intromisiones a niveles tan íntimos.
Realidad o ficción. Tal vez estemos más cerca de la primera que de la segunda. Uno de los objetivos que se marca la industria de la tecnología es hacer del cerebro humano un órgano más inteligente. Más listo. Más completo. ¿Acaso se ha llegado a su límite? Cuando uno saca a relucir esta pregunta, de pronto, siempre hay alguien que apela al mito, erróneamente atribuido al científico Albert Einstein, sobre que los seres humanos solo utilizamos únicamente el 10% de nuestro cerebro.
Un creencia popular muy extendida y arraigada, pero que apunta a que, con entrenamiento, podemos mejorar nuestra inteligencia. El camino que han empezado a explorar firmas del sector es llevar a la sociedad algún tipo de aparato o accesorio para activar y utilizar ciertas prestaciones del cerebro. Existe una corriente dentro de la investigación neurocientífica que se muestra a favor de del transhumanismo, de la mejora humana, y de dar un nuevo impulso en la evolución hasta alcanzar llegar a lo que se ha denominado el posthumano, una «producto» humano basado en la neurociencia y la robótica. ¿Matrix?
Ya han comenzado algunas pruebas. Elon Musk, fundador de admiradas empresas como Tesla, tiene un nuevo juguete, Neuralink, una firma de investigación que propone conectar el cerebro a un ordenador en cuestión de cuatro años. ¿Para qué, se preguntarán? El objetivo primordial sin embargo tiene tintes filantrópicos. La idea del magnate sudafricano es poner el foco en la salud, utilizar la tecnología para ayudar a personas con lesiones cerebrales graves, es decir, acabar con las enfermedades neurodegenerativas. Pero, en la lejanía, puede contribuir al bienestar y comodidad de personas mentalmente sanas.
Para ello, según expuso la compañía en la presentación del proyecto, requiere de una interfaz que vincula, mediante unos sensores neuronales, a la persona directamente con el ordenador, permitiendo interactuar con ciertos programas son el empleo e interpretación de las ondas cerebrales. Una propuesta que desde hace décadas se está investigando en el campo de la neurociencia pero que, ahora, con la irrupción de empresas tecnológicas se puede decir que quieren anticiparse a un futuro en donde existan (tal vez en cinco o diez años) algún tipo de «gadget» comercial.
Musk no está solo en esta aventura. De la mano de una antigua directora de DARPA -la agencia de proyectos de investigación militar de EE.UU., Facebook ha puesto rumbo a un futuro conectado entre el cerebro y la máquina. Para ello, según desveló recientemente el propio Mark Zuckerberg, fundador, dueño y jefe de la multinacional americana, se requerirá de un aparato en forma de visor que, mediante una serie de sensores, traducirán los impulsos cerebrales en códigos comprensibles para un sistema informático.
Gracias a este invento, los responsables del proyecto creen que están en condiciones de asegurar que en cuestión de dos años una persona, con solo pensar una frase, automáticamente se escribirá en el ordenador. La ambición (sin límites) de la empresa que nació como una simple red social en 2004 es generar hasta cien palabras por minuto, un hito teniendo en cuenta que una persona, con sus dedos sobre la pantalla táctil de un teléfono móvil, puede escribir unas 27 palabras por minuto. Cuatro o cinco veces más rápido.
En 2012, un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan lograron fabricar un cable capaz de enchufar directamente el cerebro humano a una computadora. El ingenio era, sobre el papel, tan preciso que podía conectarse, incluso, a células individuales. También otro ingenioso proyecto supuso, en 2015, un prometedor paso. Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) desarrollaron un método para estimular el cerebro mediante campos magnéticos sin necesidad de implantes ni de pasar por el quirófano, simplemente inyectando diminutas partículas magnéticas (nanopartículas).
Conectar el cerebro a una máquina es toda una realidad. Desde hace ya varios años se está trabajando en este campo y son muchos los grupos de investigación que dedican esfuerzo en intentar mejorar la interacción entre el cerebro y una máquina, como puede ser un ordenador. Sin embargo, hay que matizar que no siempre es sencillo, y «todo depende de cómo se va a llevar a cabo el control», asegura en declaraciones a ABC Ricardo Ron, Ingeniero de Telecomunicación por la Universidad de Málaga, quien sostiene sin embargo que «para poder controlar una máquina a través del cerebro es necesario poder tener cierto control de nuestras propias señales cerebrales».
«Estos sistemas funcionan muy bien y tienen como principal aplicación el que una persona pueda controlar un teclado virtual a través de las señales cerebrales con la finalidad de escribir palabras y frases» Ricardo Ron, ingeniero
En su opinión, para poder. ejercer ese control, existen varias opciones. En un primer caso -relata- se puede ejercer un control voluntario de nuestras señales cerebrales «de manera bastante efectiva», pero para ello debemos esperar a que se produzca «algún tipo de estímulo externo», como un flash luminoso. Dicho estímulo externo, continúa, será generado por algún dispositivo. «Estos sistemas funcionan muy bien y tienen como principal aplicación el que una persona pueda controlar un teclado virtual a través de las señales cerebrales con la finalidad de escribir palabras y frases», sostiene.
Pero también -añade- en un segundo caso cabe la posibilidad de modificar las señales cerebrales sin necesidad de ningún estímulo externo, sólo a través del pensamiento. «En efecto, llevando a cabo determinadas tareas mentales se puede ejercer cierto control de nuestras señales cerebrales. Estas tareas pueden ser imaginar movimientos de las manos, de los pies, realizar una operación matemática mentalmente, ...) En este caso, estos sistemas son mucho más complejos de controlar, se requiere bastante entrenamiento y, por lo general, las señales de control suelen ser muy limitadas. Se sigue trabajando actualmente mucho para intentar mejorar esta interacción», apunta este experto.
Este experto apunta además posibles usos de estos sistemas informáticos. «Teniendo en cuenta que el control de estos sistemas no es siempre evidente, uno de los usos más interesantes sería para dotar de un canal de comunicación y control a personas que sufren importantes deficiencias en sus funciones motoras». Es el caso de los pacientes que sufren, por ejemplo, de Esclerosis Lateral Amiotrófica, los cuales pueden encontrarse totalmente paralizados. «Al no poder mover ningún músculo de su cuerpo, estos sistemas permitirían a estos pacientes poder ejercer cierto control sobre un dispositivo a través de sus señales cerebrales. A partir de aquí, las aplicaciones pueden ser infinitas, pero es verdad que siempre que se pueda controlar algún músculo del cuerpo, hay otros sistemas más eficientes en comparación con una interfaz cerebro-computadora», reconoce.
A vueltas con el «biohacking»
Estos proyectos que tantas líneas de texto dejan tras de sí en artículos y reportajes y sorprenden a cualquiera, sugieren una cara más sombría. ¿Será posible, entonces, «espiar» la mente humana? ¿Lo que piensan? No es descabellado, pues, que determinados expertos en bioética como el profesor de la Universidad de Zurich Roberto Adorno hayan manifestado sus duda sobre estos sistemas cognitivos. Al igual que él, Marcello Ienca, de la Universidad de Basilea (Suiza), han propuesto en un artículo en Life Sciences, Society and Policy una actualización de la carta de Derechos Humanos para añadir una nueva cláusula: el «hackeo» de mentes.
Trabajar después de la jubilación
Fuente: felpáis.com
Autor: Océanne Deleurme
Sólo hay 31.000 jubilados activos en España frente a los 9,4 millones de pensiones públicas.
Jubilarse no es lo mismo que retirarse. “La esperanza de vida cada vez es mayor y es normal que los jubilados puedan seguir trabajando para favorecer por lo menos el mestizaje generacional del talento, porque el talento no tiene edad”, afirma Santiago Benito, jubilado de 67 años. Hoy en día, las personas de más de 65 años no se sienten mayores. Tienen todavía energía y aunque quieran bajar un poco el ritmo, muchos no desean pasar de activos a pasivos de un día para otro. Sin embargo, solo 31.000 personas siguen trabajando tras jubilarse en España, según datos de la Seguridad Social.
Benito empezó como aprendiz a los 14 años en la empresa aeronáutica Airbus. Pasó por diversos puestos, compatibilizó el trabajo con una Ingeniería y llegó a ser el director de la planta de Getafe (Madrid). “Me jubilé en el 2014 tras 50 años trabajando, pero no es el dinero lo que me motiva, sino transmitir mis conocimientos a generaciones más jóvenes”, cuenta el exingeniero. Dos días a la semana trabaja en SPACE, una asociación francesa sin ánimo de lucro en la que participan los principales actores del sector aeronáutico europeo y que busca una mejor coordinación entre ellos. Entre partidas de ajedrez y paseos con sus nietos, también da charlas en la universidad o colabora con el Observatorio de Talento Sénior (OTS), una asociación que ayuda a personas que han sufrido un ERE o que se han jubilado de forma anticipada y buscan reincorporarse al mercado laboral.
Según establece la ley española, seguir trabajando tras la jubilación es posible, pero en ese caso solo se percibe el 50% de la pensión. Entre 2013 y 2016, el número de jubilados activos ha pasado de 9.094 a más de 31.000 personas. Estas cifras reflejan una progresión pero la cifra todavía es poco relevante con relación al número total de pensiones públicas (9,4 millones). Para favorecer la jubilación activa, una de las medidas que quiere aprobar el Gobierno de Mariano Rajoy es que el trabajo sea compatible con la percepción del 100% de la pensión.
Los sindicatos se oponen. “Este tema no se puede tratar a la ligera, menos ahora con la precariedad laboral y un 20% de la población en paro”, afirma María del Carmen Barrera Chamorro, secretaria de Políticas Sociales, Empleo y Seguridad Social de UGT. A su juicio, compatibilizar el cobro de la pensión íntegra con el trabajo generaría un problema de relevo generacional y antes de adoptarse una medida así debería abrirse un debate político con participación de las fuerzas sociales. "A estos jubilados que quieren seguir trabajando, ¿no les importa quitarle el trabajo a sus hijos y a sus nietos?", pregunta la sindicalista. Además, Barrera cree que finalmente "se beneficiarían los que ganan más y, para compensar, los más pobres tratarían de compatibilizar dos trabajos".
La pensión media de los nuevos jubilados baja por primera vez desde 2005
El gasto en pensiones crece en enero un 3,15% y marca otro récord.
Jubilación activa
En 2016 el importe medio de las nuevas pensiones de jubilación bajó por primera vez desde 2005. Como media, los nuevos jubilados percibieron 1.332,37 euros, 10 menos que en 2015, y se espera que la tendencia a la baja continúe en los próximos años al ampliarse la base para calcular la cotización. Eso, unido a la obligación de perder media pensión, puede suponer una traba a la jubilación activa.
Es el caso de Pepe, carpintero de 70 años.
Empezó a trabajar con 13 años, pero su primer empleador no lo afilió a la Seguridad Social durante 15 años. Cuando se jubiló, solo había cotizado un total de 31 años y el requisito para cobrar la pensión íntegra era de 35 años. Le quedaron 720 euros. “Debería cambiar el sistema de jubilación para los que queramos seguir trabajando. No puedo dar la mitad de mi pensión, si no, no me salen las cuentas”, explica Pepe, quien pide que se le identifique con un nombre ficticio porque complementa su pensión con trabajos en negro por los que percibe unos 600 euros al mes.
Una excepción a la norma son algunos colegios oficiales. Una Orden del 18 de enero de 1967 les concede un privilegio al establecer que la prestación de jubilación es compatible con la afiliación a la mutualidad de un colegio profesional. Puesto que no existe un reconocimiento recíproco con la Seguridad Social, es posible recibir la pensión completa y mientras tanto seguir trabajando por cuenta propia siempre que la cotización de ese trabajo se realice a través de la mutua profesional. Hacerlo solo está al alcance de determinadas profesiones (médicos, arquitectos, ingenieros...) y es el caso de Santiago Benito, quien apuesta por extender esa posibilidad a todos los trabajadores.
“Vamos a tener por la base de la pirámide laboral una entrada muy pequeña y por la salida, un número muy elevado de personas que se van a jubilar. El problema actual de las pensiones, no es nada en comparación a lo que se avecina”, apunta Rafael Puyol, presidente de Séniors Españoles para la Cooperación Técnica (SECOT). Este demógrafo de 72 años propone tres soluciones: “Primero, dejar a la gente seguir trabajando hasta una edad más avanzada. Segundo, incorporar más inmigrantes y mujeres al mercado laboral. Y por fin, cambiar el sistema de pensiones actual a un sistema de pensiones mixto". Es decir, que el Estado siga pagando una parte de la pensión y que la otra dependa de un plan privado.
Además de estas tres soluciones, Puyol está impulsando un Observatorio de la Demografía y de la Diversidad Generacional para analizar la relación entre las edades de los trabajadores con las actividades que desempeñan.
“Entre el trabajo a tiempo completo y la jubilación, podría caber una etapa intermedia. Las empresas pueden proponer a sus trabajadores si quieren seguir desarrollando una actividad distinta con un horario reducido y una remuneración más baja, de tal manera que el trabajador decida”, explica Puyol. “Ya existe un sistema que permite a los jubilados transmitir su experiencia: el contrato de relevo”, replica Barrera. La sindicalista está convencida de que el asunto de las pensiones es una cuestión de prioridades políticas: “Lo de que no hay dinero es mentira. Mira qué rápidamente rescataron las autopistas en quiebra. ¿De dónde sacaron el dinero? Y de todas formas, si hay que pagar las pensiones, que dejen a los jóvenes hacerlo”.
Demuestran que una dieta adaptada, aumenta la supervivencia de pacientes con disfagia
Fuente: www.elperiodico.com. EFE
Un estudio con pacientes del Hospital de Mataró (Barcelona), ha demostrado que una dieta tradicional adaptada según la textura, el aporte calórico y proteínico y una buena higiene oral, aumenta la supervivencia de los enfermos de disfagia, que consiste en la dificultad de tragar adecuadamente.
El doctor Pere Clavé, jefe de la Unidad de Exploraciones Funcionales Digestivas del Hospital de Mataró, ha explicado: Estos 62 pacientes, recibieron un tratamiento específico, que consiste en una mejora de la higiene bucal, la adaptación de la consistencia de la comida, y asesoramiento al paciente y a sus familiares sobre el tipo y la pauta de alimentación de los enfermos.
Otros 124 pacientes con la misma enfermedad también fueron objeto de estudio aunque siguieron una alimentación libre.
Las principales medidas de resultados del estudio fueron los reingresos hospitalarios, las infecciones respiratorias de vías bajas y la supervivencia.
Según ha indicado Clavé, la supervivencia de los pacientes ancianos con disfagia orofaringea a los que se aplicó la dieta adaptada aumentó hasta el 84,13 %, frente al 70,96 % de los otros 124 pacientes que siguieron una alimentación libre.
Los reingresos hospitalarios bajaron del 51 % al 18 % y las infecciones respiratorias también se redujeron considerablemente.
Esta intervención médica y nutricional se ha vivido "muy positivamente" por parte de los cuidadores de los enfermos ya que les ha dado seguridad sobre la capacidad que tienen de cuidar de la persona enferma y les ha facilitado la actividad cotidiana de comer, a la vez que pueden ver cómo ha mejorado el estado físico del paciente en unos días.
El doctor Clavé ha precisado que la disfagia es una enfermedad poco diagnosticada a pesar de que cada vez es más frecuente, y afecta al 84 % de las personas con enfermedades neurodegenerativas, la mitad de los que han padecido un ictus y el 25 % de los enfermos de cáncer de cabeza y cuello.
Los enfermos de disfagia tienen un riesgo muy elevado de padecer malnutrición al no poder comer los alimentos que necesitan en la cantidad adecuada, y también pueden atragantarse a menudo, con el consiguiente riesgo de desarrollar infecciones respiratorias que pueden llegar a ser muy graves, sobre todo neumonía por aspiración (infección pulmonar que se desarrolla después de haber aspirado-inhalado alimentos, líquidos o vómito hacia los pulmones).
Se estima que la padece el 27 % de las personas de más de 70 años que viven en su casa, y alrededor del 50 % de las que ingresan en el hospital por diversas circunstancias y también es un efecto secundario de la radioterapia en un 25 % de los pacientes.
El Hospital de Mataró ha colaborado con la Fundación Alicia a la hora de adaptar la alimentación tradicional a ancianos con disfagia, y organizó recientemente un primer taller de cocina dirigido a quince personas con dificultades para tragar bien la comida, para que aprendan a cocinar platos con productos de temporada, atractivos y agradables, en el mercado de la plaza de Cuba de Mataró.
El doctor Clavé ha explicado que la disfagia puede detectarse de manera muy sencilla: observando al anciano durante las comidas o mientras habla, y que los signos de alerta son la presencia de tos mientras está comiendo o bebiendo y la sensación de obstrucción del alimento a cualquier nivel del tracto alimentario.
Las reformas de las pensiones avanzan hacia jubilaciones cercanas a los 70 años, según un estudio
Fuente: www.lavozdegalicia.es
Según el Instituto Aviva, los incrementos en la edad del retiro, se ligan cada vez más a la esperanza de vida.
Las reformas que se han adoptado en diferentes países del mundo para mantener la sostenibilidad financiera de las pensiones se han orientado, junto a otras medidas, a aumentar la edad de jubilación acercándola a los 70 años, según un estudio del Instituto Aviva que analiza modelos de 19 países.
Así, en todos los modelos estudiados por esta entidad -Anglosajón, Europa Central, Europa del Sur, Nórdicos, Emergentes y Asia- hay países con reformas ya en marcha para ampliar las edades de jubilación y que, incluso, se plantean nuevos incrementos.
En Australia, por ejemplo, se va a pasar de 65 años a 67 años, en Estados Unidos de 66 a 67 y en Irlanda, de 66 a 68 años. Una línea similar han seguido Polonia, España o Dinamarca donde se va a ir incrementando de 65 a 67 años, indica el estudio.
En otros países, como Italia o Holanda, los incrementos se han ligado también a la esperanza de vida, lo que puede llevar esa edad legal de jubilación a rondar los 70 años. Y hay otros, como Suecia o Australia, que debaten ya superar esa barrera de los 70 años.
Frente a esto, se mantiene en los 60 años en países como China o Marruecos, con menor esperanza de vida y pirámides poblaciones muy diferentes a los de los países más desarrollados y envejecidos.
Junto a ese camino de alargar la edad de jubilación, el informe apunta como tendencias comunes ajustar las cuantías de las prestaciones o compatibilizar los ingresos laborales y la pensión de jubilación.
«El reto de este informe es ofrecer una mirada a otros escenarios, ver qué se hace en otros países y qué podemos aprender de ellos», explica a Efe uno de los coordinadores del estudio y experto en esta materia, José Antonio Herce.
Así, Herce apunta a algunas soluciones que podrían servir para el modelo español como las cuentas individuales nocionales, un sistema en el que cada trabajador lleva apuntadas todas sus cotizaciones y que sirve para establecer su jubilación.
«Eso daría transparencia al sistema y lo dotaría de una verdadera contributividad», añade Herce que también señala la figura de los fondos de ahorro obligatorios.
La condición indispensable para que España pueda pagar pensiones suficientes, concluye Herce, es que el sistema sea sostenible. «La Seguridad Social no puede mantener una tasa de sustitución (porcentaje que supone la pensión sobre el último salario) del 80 %», advierte.
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