artículos de actualidad

Abril 2015

Prevalencia de desnutrición en personas mayores institucionalizadas en España: Un análisis multicéntrico nacional

Fuente: www.sarquavitae.es

Desde infogerontologia.com, nos hacemos eco de un artículo de indudable interés:

Este mes de marzo se ha publicado en la revista científica Nutrición Hospitalaria un artículo elaborado de forma conjunta por el Departamento de Investigación y la Dirección Técnica Asistencial de SARquavitae con el soporte científico-técnico de Nestlé Health Science.

En dicho artículo se analiza el estado nutricional de las personas al ingreso en centros SARquavitae, ya que un estado nutricional deficitario tiene importantes consecuencias en la salud de los colectivos vulnerables, como las personas con enfermedades crónicas o en situación de dependencia.

Los resultados obtenidos ponen de manifiesto el delicado estado nutricional de las personas que ingresan en los centros, fruto de alta complejidad clínica de estas personas, evidenciando la necesidad de realizar valoraciones integrales que permitan establecer planes de cuidados específicos para los perfiles atendidos.

Puedes leer el artículo completo clicando aquí:

desnutricion_institucionalizados_sarquavitae.pdf

Ciencia para derrotar a la vejez

Fuente: El Mundo
Autora: Ángeles López

Vivir más, pero a qué precio. Muchas personas se preguntan esto cuando ven las cifras de muertes anuales por cáncer, ocho millones, o el número de personas con demencia en el mundo, en torno a 47,5 millones. Parece que el ser humano está cada vez más enfermo. Pero la realidad es que nunca antes en la historia de la humanidad ha habido tantas personas centenarias y nunca antes llegar a los 60 significaba tener 20, 30 o 40 años por delante. Los avances sociales, médicos y culturales han permitido esto, por lo menos en un puñado de países privilegiados. Sin embargo, no es suficiente.

Mantener la salud hasta el final de la vida es el principal objetivo de muchos grupos científicos y empresas tecnológicas, que ahora han girado su foco hacia el envejecimiento como la clave, una vez desentrañado su mecanismo, para luchar contra la mayoría de las enfermedades que asolan a la especie humana.

Que una gran compañía como Google haya invertido cientos de millones de dólares en un centro de investigación llamado Calico cuyo objetivo es estudiar el envejecimiento, no es casualidad. Tampoco lo es que Craig Venter, uno de los responsables de la secuenciación del genoma humano en 2004, haya creado Human Longevity Inc (HLI) para, en palabras del cofundador de la empresa, Peter Diamandis, "que los 100 años sean los nuevos 60".

Detrás de estas iniciativas, además de empresarios visionarios, están cientos de científicos que van a aportar su bagaje para desarrollar tratamientos y, claro está, negocio. Pero más allá de los conflictos éticos que puedan aparecer en relación con problemas como quién manejará información tan sensible como los datos genómicos y clínicos de miles de pacientes, lo cierto es que el interés despertado se basa en los avances que la ciencia ha realizado recientemente.

A principios de los 90, pocos científicos estaban interesados en el envejecimiento. Entre ese puñado de entusiastas se encontraba Cynthia Kenyon, una bioquímica estadounidense quien descubrió que una mutación en un gen del gusano Caenorhabditis elegans le hacía duplicar su vida.

Hallazgos como los de Kenyon, que ahora ha pasado a formar parte de la empresa Calico, animaron a muchos grupos a enredar en el laboratorio con ésta y otras especies animales, como el ratón. Empezaron a multiplicarse los resultados pero, en muchas ocasiones, eran contradictorios. El reto siguiente fue saber qué grado de conocimiento real hay sobre el envejecimiento, si existe ya alguna manera de alargar la vida que se pueda medir.

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A estas y otras preguntas trataron de responder hace dos años un grupo de investigadores en un artículo de revisión, publicado en la revista Cell y llamado The Hallmarks of Aging (los marcadores del envejecimiento), uno de los más citados desde entonces por los grupos científicos interesados en este tema. "El envejecimiento durante mucho tiempo fue aproximado en términos de teorías que permiten explicar por qué se envejece. Desde el principio, lo que pretendimos con nuestro afán integrador fue hablar de los conceptos moleculares que tuvieran una manera concreta de cuantificarse y medirse.

Diseccionamos esta complejidad en apenas nueve procesos que sufren alteraciones a medida que cumplimos años y además establecimos una jerarquía", explica Carlos López Otín, catedrático en el área de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo y uno de los autores de ese artículo.

Los conceptos no son sencillos para los foráneos de la ciencia, pero esta revisión permitió a los científicos tener una visión clara de lo logrado hasta esa fecha. "No es tan complejo cuando asumes que el envejecimiento en realidad surge por una serie de daños primarios que son cuatro. Se trata de acumulaciones de efectos, de agresiones, en las células. El segundo bloque jerárquico sería las respuestas del organismo a estos daños y que siempre son en positivo pero que, al hacerse crónicas, tienen efectos negativos. Por último, una vez que estas respuestas que trataron de ser positivas se acaban volviendo contra el propio organismo, surge el daño final: las alteraciones finalistas, responsables del fenotipo de envejecimiento", explica Otín.

Los cuatro procesos primarios que se inician con el envejecimiento son la inestabilidad genómica, el acortamiento de los telómeros, las alteraciones epigenéticas y la pérdida de la proteostasis. Antes de que la terminología arruine la lectura, se podría decir que son mecanismos que la célula tiene ante agresiones como pueden ser la radiación ultravioleta, el tabaco o algunos compuestos presentes en la alimentación. Todos tenemos miles de daños al día que afortunadamente reparamos. Pero la acumulación de estas agresiones en el genoma, en la parte final de los cromosomas (telómeros), en los patrones que activan los genes o en el mecanismo que elimina las proteínas sobrantes genera que esos cuatro procesos empiecen a funcionar mal. Cuando esto ocurre, el cuerpo reacciona.

'Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia fórmula de la longevidad genómica. Es una ecuación gigante que la acabo en puntos suspensivos porque no conocemos todos los factores'

"Los daños primarios son consustanciales a la vida. Siempre cuento en clase que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia fórmula de la longevidad genómica. Es una ecuación gigante que la acabo en puntos suspensivos porque no conocemos todos los factores. La fórmula empieza por SRY (-/ -) que, dicho de otra manera, es ser mujer. En cualquier sociedad humana las mujeres viven más. Así que la fórmula de la longevidad empieza por ahí. Luego le siguen otros factores como el APOE 44 o los cientos de polimorfismos que se han encontrado en las personas supercentenarias. ¿Qué quiere decir esto? ¿Alguien puede imaginar que en la lotería genética le han tocado todos los buenos números? Pues no. Esto quiere decir que hay muchas formas de intervenir. Que la longevidad es muy plástica. Y aunque el envejecimiento es inexorable en la especie humana, por ahora, la longevidad es plástica y por ello hay muchas posibilidades de intervenir sobre ella. ¿Qué hay que hacer para ello? Pues conocer los procesos y las maneras de actuar sobre esos hallmarks del envejecimiento", sostiene Otín.

Porque, como si fuera una reacción en cascada, un fallo en los procesos primarios desencadena una respuesta del organismo. Se trata de una reacción que intenta paliar esas agresiones y que está constituida por cambios en tres procesos: la senescencia celular, el metabolismo y el funcionamiento de las mitocondrias. Dicho de otra manera, cuando se producen daños, las células, entre otras acciones, dejan de dividirse para no transmitir esas agresiones.

Como señala uno de los expertos en este campo el investigador Manuel Serrano, la senescencia se ocupa de apagar las células que ya no son necesarias, es una especie de proceso de reciclaje. Pero no hay muerte celular, por lo que su acumulación, si se hace crónica, genera por sí misma problemas, por lo que es una vía de estudio para su manipulación. Sin embargo, para Serrano, la línea de estudio más avanzada en este campo es la de la nutrición. Si se potencian las vías que inducen el metabolismo y el acumular nutrientes, se envejece prematuramente y si se disminuyen, se retrasa el envejecimiento", apunta Serrano, jefe del grupo de supresión tumoral del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

En busca de un fármaco

Uno de los mayores expertos en el estudio de las rutas metabólicas es el biólogo Rafael de Cabo. "Se ha visto que la restricción calórica influye positivamente porque hace una reprogramación metabólica que te hace resistente a muchos tipos de estrés, de agresiones medioambientales, dietéticas, físicas...".

Desde su laboratorio de Gerontología Experimental del Instituto Nacional del Envejecimiento, en Baltimore (EEUU), de Cabo explica que están analizando muchos compuestos para ver cómo contribuyen al alargamiento de la vida en diferentes especies.

"Estamos estudiando entre otros la metformina, la acarbosa, la rapamicina... Porque se sabe que restringir la toma de alimentos por debajo de lo que tú deseas comer, siempre tiene efectos positivos desde el punto de vista saludable, pero hay pocas personas con la voluntad suficiente, por eso queremos desarrollar compuestos. No obstante, las herramientas que tenemos ahora serían equivalentes a las del Neolítico. Pero espero que en 10 o 15 años tengamos una navaja multiusos, un sistema mucho más sofisticado para conocer las rutas más importantes que gobiernan los efectos de la restricción calórica y tratar de hacer [fármacos] miméticos de este mecanismo".

En el estudio de éste y de los otros procesos asociados al envejecimiento, hay avances importantes para la ciencia pero discretos para la sociedad. "Estamos muy ilusionados con lo que estamos aprendiendo. Pero estamos muy lejos de la cima. Nos queda mucho para hacer manipulaciones, porque no sabemos cuándo implementar estos procesos, cuánto tenemos que hacerlo, o si es una acción múltiple", explica De Cabo.

La ciencia ha identificado que algunas intervenciones durante el embarazo tienen unos importantes efectos a largo plazo, o que el ejercicio de impacto en las niñas entre los ocho y 15 años tiene un efecto muy potente sobre la deposición de calcio en los huesos y a largo plazo en la osteoporosis. También se conoce que los tratamientos cardiometabólicos entre los 35 y los 45 años tienen un impacto muy profundo en enfermedades neurodegenerativas. "El problema es que no sabemos intervenir más eficientemente", aclara De Cabo.

Dos años después de la publicación del artículo en Cell, María Blasco, directora del CNIO y otra de las autoras de ese trabajo integrador, señala que más que grandes avances, lo que ha habido en este tiempo "es que se está aceptando que el envejecimiento es una buena diana para encontrar nuevos tratamientos contra las enfermedades que afectan a la población. Es un concepto que va cobrando fuerza. El objetivo de lo que estamos haciendo a nivel biomédico no es alargar la vida sino entender el proceso del envejecimiento pero como efecto secundario es que también se viva más. Es imposible vivir más si no estás sano".

Muchos de los grupos de este campo están centrados en los últimos dos procesos que Blasco y sus compañeros identificaron en 2013 y que son las claves finales de por qué todos acabamos envejeciendo: el agotamiento de las células madre y los errores de la comunicación intercelular. "La pérdida de la capacidad de generar células nuevas es una causa de envejecimiento, por lo que es fundamental entender cómo podemos volver a hacer que las células madre sean capaces de volver a producir células. Se está estudiando esto para lograr bien una reparación interna [activando al organismo para que él mismo lo haga] o trasplantando células que hemos creado artificialmente a partir de esas células madre", aclara Blasco.

En cuanto a los errores de la comunicación intercelular, Otín insiste en su importancia: "Para que un organismo establezca unas funciones biológicas necesita que las miles y miles de reacciones bioquímicas estén coordinadas.

Todos estos daños mencionados hacen que los tejidos dejen de establecer una comunicación armónica". La estrategia que está intentando manipular este mecanismo de envejecimiento es la parabiosis: "Cuando se conecta el sistema circulatorio de dos animales, por ejemplo el de un ratón viejo y el de uno joven, el de éste último puede rejuvenecer al primero por factores solubles de comunicación intercelular. ¿Se pueden identificar estos factores? Pues sí, ya hay algunos identificados, la mayoría son citoquinas, mediadores solubles de respuestas inflamatorias, proliferativas...", adelanta el investigador desde Oviedo.

Todos estos procesos, bien sea por la propia existencia o por reacciones a las agresiones externas, son los que nos conducen a envejecer y a enfermar. ¿Qué posibilidades tiene la ciencia de intervenir? "Pues unas pocas. Hasta hace poco casi ninguna porque ni siquiera sabíamos qué era el envejecimiento. Las intervenciones dirigidas a disminuir o corregir los daños genómicos inherentes al paso del tiempo las veo lejanas, pero las relacionadas con los sistemas de regulación metabólica, las veo cercanas, incluso la reprogramación epigenética".

Ancianos mexicanos empaquetan en supermercados para ayudar a sus pensiones

Fuente:es.finance.yahoo.com
Autor/a: Yemeli Ortega

Prudencio empaqueta tan rápido como puede las mercancías de los clientes de un supermercado de Ciudad de México. No recibe sueldo, pero las propinas que gana este hombre manco de 66 años le alcanzan para sonreír y completar su pobre pensión.

"Con mi jubilación (de 80 dólares mensuales, casi la mitad del salario mínimo) no es suficiente, y no encuentro ninguna dificultad para ser empacador voluntario aunque me falte un brazo", dice a AFP Prudencio Díaz, uno de los cerca de 22.000 ancianos que diariamente realizan esta labor en supermercados de todo el país.

México, segunda economía latinoamericana con un PIB per cápita de más de 10.000 dólares, solo paga pensiones a un 25% de sus más de 11 millones de adultos mayores. Esto puede deberse a que trabajaron en la informalidad, o no alcanzaron a cotizar el tiempo mínimo estipulado, o porque, como gran parte de las mujeres, se dedicaron a las tareas domésticas.

Después de una infancia cuidando ganado en su natal Zacapoaxtla, Puebla (centro), Prudencio emigró a los 15 años a la capital, donde inició una errática vida que penduleaba entre el deporte -su pasión- y toda clase de empleos, la mayoría informales.

Fue cargador de botellones de agua, camionero, boxeador improvisado -ganaba 10 dólares por pelea-, mesero y barman en un restaurante de lujo.

"Beso de Ángel, Alfonso XIII, Piña Colada, Desarmador... todas esas bebidas sé hacer", cuenta Prudencio, con una indeleble sonrisa en la que faltan algunos dientes.

El accidente que le arrebató el brazo derecho hace 25 años, mientras trabajaba como mecánico en un taller, no lo detuvo para continuar su carrera deportiva en la que explica orgulloso que participó en más de 35 maratones alrededor del mundo.

Pese a estos logros "no me alcanza para vivir", dice el infatigable Prudencio, quien ahora, además de ser empacador, vende tamales (pastelillos de maíz) a la salida del supermercado, es entrenador de jóvenes maratonistas, prepara bocadillos para fiestas y hasta es actor en comerciales televisivos.

Propinas mejores que un salario

El panorama de los jubilados en México no debería mejorar a medio plazo pues más de la mitad de las personas que trabajan actualmente lo hacen en la informalidad, mientras que unos 800 mexicanos cumplen 60 años diariamente.

Los ancianos necesitan seguir generando ingresos
, y si no se les abren los espacios "van a andar de ambulantes, vendiendo cosas, se van a arriesgar en actividades donde podrían tener accidentes", reconoce Bárbara Bernés, subdirectora de concertación del gubernamental Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam).

Tener a los abuelos empacando "no es lo que más nos gusta, pero como dice la canción, es lo que hay", subraya.

Con una escolaridad promedio de tercero de primaria, muchos abuelos mexicanos se animan a presentarse en los supermercados y colocar los productos comprados en bolsas de plástico porque las propinas que reciben de los clientes -entre 10 y 20 dólares diarios- superan lo que ganarían siendo empleados.

Además, al no recibir un salario pueden seguir cobrando su pensión -en caso de tenerla-, y no se enfrentan a tareas que necesiten de conocimientos tecnológicos.

"Muchos de los adultos (mayores) no compiten con lo que hoy demanda el mercado laboral", pues solo un 10% de ellos dicen conocer las tecnologías de la información, asegura Mayra Membrillo, jefa del departamento de gestión del Inapam.

Adelina González, de la organización civil Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, estima que los mercados laboral y de consumo "nos han ido imponiendo la competencia, y van produciéndose los excluidos, los desechables (...) así como un rompimiento entre las generaciones", que se refleja incluso en violencia y aislamiento contra los ancianos en sus propias familias.

Discriminación laboral

Con elegantes aretes de perlas y sus cabellos grises atados en un impecable tocado, Maricela, de 62 años, aguarda afuera de un supermercado su turno para empacar compras.

Conversando con sus compañeras veteranas, esta madre soltera que en sus años dorados se dedicó a las ventas lamenta no haber podido conseguir empleo como telefonista.

"Me dijeron que se veía mi facilidad de palabra, mi preparación y amabilidad, pero por mi edad ya no me recibieron. Eso es discriminación", asegura.

Esta visión negativa hacia la vejez contrasta con el lugar privilegiado del que gozaban los abuelos en el México prehispánico.

"Eran los encargados de perpetuar la tradición y sabiduría del pueblo. El hecho de que estuvieran tan cerca de la muerte les confería una cierta sacralidad", explica Patrick Johansson, del Instituto de Investigaciones Históricas de la pública Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Tras cinco horas de empacar compras que no son suyas, Prudencio cuenta una a una las moneditas que recibió de los clientes.

"A los jóvenes les digo que le echen ganas, porque (como dice el dicho): Como te ves, me vi; y como me ves, te verás"
, dice todavía sonriendo.

Teleasistencia contra la insuficiencia cardíaca

Fuente: www.malagahoy.es
Autora: Leonor García Málaga

Un corazón sano bombea con fuerza la sangre al resto del cuerpo. La insuficiencia cardíaca se produce cuando empieza a perder esa capacidad, lo que provoca mareos y dificultad para respirar, entre otros síntomas. El Clínico tiene desde hace más de un año una consulta de enfermería para enseñar a los pacientes a controlar su patología y evitar descompensaciones. "El objetivo no es que se queden enganchados al hospital, sino que luego pasen a atención primaria", aclara Ángela Ortega, coordinadora de Cuidados del Área del Corazón.

La meta es que cada enfermo sepa manejar su dolencia. Concepción Cruzado, subdirectora de Enfermería de los hospitales Clínico y Regional, hace una comparación muy clara: "Igual que un diabético se cuida a sí mismo, nosotros intentamos que los pacientes con insuficiencia cardíaca identifiquen los síntomas de una descompensación para que se le ajuste su tratamiento y se evite el ingreso". La iniciativa no es baladí si se tiene en cuenta que afecta al 22% de los mayores de 65 años.

Para ello, la Unidad de Insuficiencia Cardíaca dispone de un teléfono al que pueden llamar los enfermos para consultar sus dudas. Además, los profesionales ajustan los tratamientos en base a pruebas analíticas y forman a los pacientes en la gestión de su patología. "Los enfermos tienen que ser corresponsables de su enfermedad", señala Cipriano Viñas, responsable de Enfermería de ambos centros sanitarios.

El alma mater de la consulta es Yolanda Sánchez, quien se encarga de coordinar los recursos de un equipo multidisciplinar -que incluye cardiólogos, enfermeros del Clínico y de atención primaria, rehabilitadores y trabajadores sociales- para que los pacientes tengan la mayor calidad de vida posible. "Esto es importante porque no todas son personas de 84 años. Hay pacientes con cuarenta y tantos a los que la insuficiencia cardíaca les condiciona la vida", aclara Ortega.

Dado que los enfermos a veces se toman hasta ocho pastillas diarias, para los sanitarios es importante asegurarse no sólo de que el tratamiento está bien ajustado, sino que no hay interacciones entre los fármacos y que el paciente se toma bien la medicación. Las enfermeras de la unidad apuntan que a veces, sobre todo las personas mayores, se equivocan con el tratamiento. O, en el caso de los más jóvenes, hay abandonos debido a que uno de los efectos secundarios es la impotencia. Al hilo del apoyo que presta la consulta para que los enfermos controlen su dolencia sin necesidad de ingresar en un hospital, Cruzado hace una reflexión que no sólo es válida para la insuficiencia cardíaca: "La población está envejeciendo y tenemos que cambiar el modelo sanitario por no habrá hospitales para tantos pacientes; además, porque las personas quieren estar en su casa".

Además de su labor asistencial, los profesionales de la unidad participan en dos proyectos de investigación. Uno, para medir la sobrecarga de los cuidadorses (llamado Ecupenic) y otro, para comparar si una atención de enfermería más específica como la que ha puesto en marcha el Clínico mejora la situación clínica de los pacientes (Etific).


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Cristina Rodríguez Benito
directora de infogerontologia.com

infogerontologia@gmail.com