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octubre 2020

Desarrollan una aplicación para evitar úlceras en pacientes encamados

Fuente: www.diarioenfermero.es
Autor: Alicia Almendros

Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén (UJA) junto a la empresa Neurobase han creado un sistema que analiza los cambios de postura de los pacientes encamados con problemas de movilidad e indica a los cuidadores cuándo y cómo deben mover al enfermo para que no se produzcan complicaciones.

Mediante sensores no invasivos colocados en la ropa, se controla el tiempo y la posición. El programa envía una alarma al auxiliar para modificar la orientación y así evitar dificultades en la recuperación. “En España el problema de las úlceras por presión ha aumentado respecto a años anteriores e incluso se han duplicado. Muchas guías de cuidados sitúan apropiada los cambios de posturas como principal mecanismo de prevención por eso decidimos llevar a cabo este estudio”, explica Javier Medina, el autor principal del estudio.

Los cuidadores suelen controlar los tiempos para que no sufra una exposición prolongada en la misma posición. Sin embargo, no cuentan con un sistema de asesoramiento sobre la duración y la colocación exacta para evitarlas.

Para dar respuesta a este problema, este sistema inteligente monitorea la postura de los pacientes en la cama. “El sistema desarrollado se compone de dispositivos inerciales ultraligeros que pueden adherirse a la ropa de los pacientes de forma sencilla. Estos permiten enviar la orientación del paciente a un dispositivo externo en la cama que calcula la posición del paciente mediante técnicas de Machine Learning. Gracias al cálculo de la postura del paciente, podemos conocer de forma objetiva los tiempos ejecutados por los cambios posturales y supervisar los planes adaptados a cada paciente. Cuando los tiempos exceden las recomendaciones del protocolo, una alerta notifica a los cuidadores y familiares, aliviando la carga diaria de recordar los tiempos posturales”, comenta Medina. “Además, los datos recogidos y posturas se almacenan en una base de datos que permite conocer de forma objetiva las posturas y orientación de forma retrospectiva, lo cual es útil para los cuidadores”, añade.

Este sistema puede usarse por todos aquellos que requieran un cambio postural programado para prevenir estar heridas, tanto en hospitales como en el propio hogar de los pacientes. Los sensores utilizados son inalámbricos, de bajo coste y pesan nueve gramos, por lo que pueden acoplarse a la ropa del paciente como un clip. «Además, la persona cuidadora recibe alertas en el móvil que determinan el momento y la manera en la que deben cambiar la postura del enfermo y puede consultar el histórico para confirmar que se han producido las modificaciones correctamente», argumenta Medina.

El próximo paso de esta aplicación cuyo estudio se ha publicado en la revista Journal of Biomedical Informatics es evaluarlo en 8-12 pacientes durante 2021. “Esta etapa se ha retrasado por la actual crisis sanitaria, ya que el sistema se encuentra desarrollado”, comenta Medina. “En 2022 el sistema habrá finalizado su evaluación y se espera obtener un segundo proyecto para desarrollar un dispositivo comercial que sea evaluado en un extenso número de pacientes, tanto domiciliarios como hospitalarios”, finaliza.

La “pandemia paralela” a la covid-19: retrasos diagnósticos y más mortalidad

Fuente: www.heraldo.es – EFE

La saturación del sistema sanitario puede derivar en más casos como el de una mujer de Burgos, de 48 años, enferma de cáncer de colon, que murió en agosto sin lograr que le dieran una cita presencial con su médico.

Los pacientes con patologías al margen del coronavirus sufren una “pandemia paralela” como consecuencia de las dificultades de acceder a sus tratamientos, a los diagnósticos y al aplazamiento de cirugías provocadas por la saturación del sistema sanitario, que desemboca en un aumento de la mortalidad.

Este lunes se conoció el caso de una mujer de Burgos, de 48 años, enferma de cáncer de colon, que murió en agosto sin lograr que le dieran una cita presencial con su médico, un drama que la Junta de Castilla y León ha asegurado se investigará hasta el final.

En el caso del cáncer, por ejemplo, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) calcula que, como consecuencia de la crisis sanitaria, hay entre un 15 % y 20 % menos de nuevos diagnósticos, lo que repercute en un peor pronóstico de la enfermedad.

Según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), que está elaborando junto a sociedades médicas un estudio sobre el impacto de la crisis sanitaria en los tratamientos de esta patología, ha habido retrasos, aplazamientos y paralizaciones de tratamientos y programas de cribado por atender las necesidades de la pandemia, una situación que representa una “emergencia sanitaria”.

Y los datos de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, en inglés) apuntan a que el 36,5 % de los tratamientos oncológicos se ha interrumpido en el continente, el 60,9 % de los centros de oncología médica redujo su actividad en el pico de la pandemia, lo que se tradujo en la cancelación o retraso de las cirugías (el 44 % de los centros), la quimioterapia (25 %) y la radioterapia (17 %).

En algunos tipos de cáncer, como el de pulmón, uno de los de peor pronóstico, la cancelación de cirugías, pruebas diagnósticas y tratamientos a consecuencia del coronavirus podría lastrar hasta un 33 % la supervivencia de los pacientes en España, según ha alertado el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP).

En estos tumores, un retraso de 6 meses en una cirugía provocaría una reducción de supervivencia estimada del 27 % en fases precoces y de hasta el 33,7 % en fases avanzadas, según ha explicado el doctor Mariano Provencio, presidente del GECP y jefe de Oncología del Hospital Puerta de Hierro.

No solo el cáncer se ha visto afectado por la covid, sino que ha tenido un “tremendo impacto”, por ejemplo, en las patologías cardiacas, de tal forma que la mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio se ha duplicado durante la pandemia.

Un registro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que comparaba datos de abril respecto a los de 2019 y en el que participaron 75 hospitales recoge también un aumento del tiempo de isquemia; es decir, los minutos que transcurren desde que se inician los síntomas hasta la primera asistencia médica.

Antes de la pandemia, ese tiempo era de 200 minutos y durante la crisis sanitaria alcanzó los 233.

La Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) sostiene que en el ámbito respiratorio hay un 30 % más de incidencia de fallecimientos por el retraso de la cita o la falta de diagnóstico, según cuenta a Efe su presidenta, Carina Escobar.

Escobar habla de “una pandemia paralela” que viven los enfermos que no tienen la covid-19, sobre todo durante la primera ola, cuando “la asistencia sanitaria” se paró tanto para los pacientes crónicos como para aquellos que estaban pendientes de diagnóstico.

De hecho, el 22 % de los pacientes, aun encontrándose en una situación delicada, prefirieron no acudir durante el confinamiento a sus centros sanitarios por miedo al contagio.

El doctor Ignacio Vallejo Maroto, coordinador del Grupo Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), ha señalado a Efe que la primera fase de la pandemia supuso un problema para los pacientes con enfermedades crónicas, “que perdieron las estrategias de continuidad” entre los médicos de familia y los especialistas hospitalarios. “Ha sido difícil coordinarnos y que la atención se pudiera llevar a cabo”, ha reconocido.

Las consecuencias
han sido enfermedades oncológicas que debutan en estadios más avanzados, infartos o problemas cardiovasculares que se tratan tarde y el “descontrol” de pacientes crónicos ya diagnosticados, como los de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), que siguen sin tener fácil acceso a la Atención Primaria o a las revisiones con los especialistas, ha precisado.

La “tregua” que la pandemia ha dado durante parte del verano se ha interrumpido con la segunda ola de contagios, que está ocasionando otra vez retrasos que, según el doctor Vallejo, “van a tener una repercusión en la mortalidad de estos pacientes”.

Nuevo síntoma de la Covid: el delirio en ancianos con salud frágil

Fuente: www.larazon.es
Autora: Raquel Bonilla

En ausencia de los síntomas típicos
de fiebre y tos, la aparición de confusión aguda puede servir de voz de alarma de coronavirus, según investigadores del King’s College London.

El delirio es un nuevo síntoma de Covid-19 clave en ancianos. “Los médicos y cuidadores deben estar atentos a cualquier cambio en el estado mental en personas mayores, como confusión o comportamiento extraño”, aseguran los investigadores.

La irrupción de la Covid-19 no deja de mostrar nuevas caras. Lo último en saberse es que el delirio puede ser uno de los primeros síntomas de coronavirus en personas mayores con salud frágil. En concreto, un nuevo análisis realizado por investigadores del prestigioso King’s College London ha demostrado que el delirio, un estado de confusión aguda asociado con un mayor riesgo de enfermedad grave y muerte, es un síntoma clave de la Covid-19 en personas mayores frágiles.

Los hallazgos, publicados en la revista Age and Aging, destacan que los médicos y cuidadores deben ser conscientes del delirio como una posible señal de advertencia temprana de COVID-19 en los ancianos, incluso en ausencia de síntomas más típicos como tos o fiebre.

“Las personas mayores y más frágiles tienen un mayor riesgo de contraer Covid-19 que las que están más en forma, y nuestros resultados muestran que el delirio es un síntoma clave en este grupo. Los médicos y cuidadores deben estar atentos a cualquier cambio en el estado mental en personas mayores, como confusión o comportamiento extraño, y esté alerta al hecho de que esto podría ser un signo temprano de infección por coronavirus “, asegura la Dra. Rose Penfold, geriatra del King’s College London y principal investigadora.

Clave en las residencias de ancianos

Este nuevo hallazgo puede resultar decisivo a la hora de controlar un brote dentro de las residencias de ancianos. De hecho, tal y como advierte otra de las investigadoras, la Dra. Claire Steves, del King’s College London, “los últimos seis meses nos han demostrado que la Covid-19 puede propagarse de manera catastrófica a través de los hogares de ancianos. Saber que el delirio es un síntoma en las personas mayores frágiles ayudará a las familias y a los cuidadores a detectar los signos de la Covid-19 antes y actuar de manera apropiada y poner en marcha medidas de control de infecciones como aislamiento, mayor higiene y equipo de protección personal para proteger a este grupo altamente vulnerable”.

Detalles del estudio

Dirigidos por la Dra. Rose Penfold, geriatra del King’s College de Londres, los investigadores analizaron datos de dos grupos de personas mayores de 65 años o más de marzo a mayo. El primer grupo incluyó a 322 pacientes ingresados en el hospital con Covid-19 que habían dado positivo, mientras que el segundo estaba compuesto por 535 usuarios de la aplicación COVID Symptom Study que informaron haber tenido un resultado positivo en la prueba.

En concreto, los investigadores descubrieron que los adultos mayores ingresados en el hospital que se clasificaron como frágiles según una escala estándar tenían más probabilidades de haber tenido delirio como uno de sus síntomas que las personas de la misma edad que no estaban clasificadas como frágiles.

El delirio, junto con el cansancio y la dificultad para respirar,
también fueron más comunes en los usuarios más frágiles de la aplicación COVID Symptom Study con COVID-19, en comparación con las personas más en forma de la misma edad. Un tercio de los usuarios de aplicaciones que experimentaron delirio no informaron haber sufrido los síntomas ‘clásicos’ del Covid-19 de tos y fiebre, mientras que el delirio fue el único síntoma para alrededor de uno de cada cinco (18,9%) de los pacientes hospitalizados.

La fragilidad en el grupo de pacientes hospitalizados se midió mediante la prueba Clinical Frailty Scale (CFS), que es administrada por un médico. Se pidió a los usuarios de la aplicación de estudio de síntomas Covid que completaran un breve cuestionario preguntando sobre su salud, que es comparable al CFS.

Este es el primer estudio que muestra que el delirio es un síntoma probable de Covid-19 en adultos mayores frágiles, aunque aún debe entenderse la conexión biológica precisa entre las dos condiciones. Los hallazgos también destacan la necesidad de una evaluación sistemática de la fragilidad para las personas mayores, junto con la concienciación y la detección del delirio para esta población vulnerable en hospitales, residencias y la comunidad.

Afectación psicológica tras la cuarentena del COVID-19

Incluido en la revista Ocronos. Vol. III. Nº 3 – Julio 2020. Pág. Inicial: Vol. III;nº3:202 – Ref.: Ocronos. 2020;3(3):202

Autores: Eva Pelegrín Hernando, Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España, Víctor Pelegrín Hernando, Ingeniero Técnico en Informática de Sistemas. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España, Wamba Daniel Galindo Asurmendi, Graduado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Experto Universitario en normativa de protección de datos en el ámbito sanitario. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España

Palabras clave: COVID-19, trastornos de ansiedad, agorafobia, ansiedad, confinamiento.
Key words: COVID-19, anxiety disorders, agoraphobia, anxiety, confinement

Abstract

The situation experienced in Spain after the health crisis that we have had in our country caused by the Covid-19 virus, has caused an increase in mental illness after quarantine and, specifically, in cases of anxiety, depression, agoraphobia, or outbreaks of panic.

In this work we have decided to focus on agoraphobia, since it is the problem that we observe most frequently after the start of the de-escalation.

The objectives that we have set ourselves are to describe signs and symptoms of agoraphobia and to describe the treatment and therapeutic measures for agoraphobia.

Anxiety prepares us for a situation that our brain interprets as threatening, it protects us. In this case, the danger is real and our survival mechanism, anxiety, is triggered. If we associate this danger with the street, since our house is the safe place and the street is the dangerous, it is logical that anxiety increases when we go out.

It is very important to know the symptoms of this disorder and to be aware that currently the fear and anxiety produced by going out or thinking about it is an irrational fear.

The sooner a person suffering from agoraphobia becomes aware, the sooner appropriate therapeutic measures will be put in place for their recovery.

Resumen

La situación vivida en España tras la crisis sanitaria que hemos tenido en nuestro país causada por el virus COVID-19, ha causado un aumento de enfermedades mentales tras la cuarentena y, en concreto, de los casos de ansiedad, depresión, agorafobias o ataques de pánico.

En este trabajo hemos decidido centrarnos en la agorafobia,
ya que es el problema que observamos más frecuentemente tras el inicio de la desescalada.

Los objetivos que nos hemos planteado son describir signos y síntomas de la agorafobia y describir el tratamiento y medidas terapéuticas para la agorafobia.

Es muy importante conocer los síntomas de este trastorno y ser conscientes que actualmente el miedo y la ansiedad que produce el salir a la calle o el pensar en ello es un miedo irracional.

Cuanto antes sea consciente una persona que padece de agorafobia, antes será posible la instauración de unas medidas terapéuticas adecuadas para su recuperación.The sooner a person suffering from agoraphobia becomes aware, the sooner appropriate therapeutic measures will be put in place for their recovery.

Objetivos

Describir signos y síntomas de la agorafobia
Describir el tratamiento y medidas terapéuticas para la agorafobia.

Desarrollo

Son muchos los expertos que aseguran que habrá un aumento de enfermedades mentales tras la cuarentena y, en concreto, de los casos de ansiedad, depresión, agorafobias o brotes de pánico.

Cuando se decretó el estado de alarma por la crisis sanitaria del virus COVID-19, y se inició la cuarentena, pudimos entender el grado de ansiedad que sienten estas personas.

A día de hoy, que nos encontramos en el proceso de desescalada, cabe destacar un aumento en el número de casos de agorafobia, por lo que nos ha parecido interesante centrarnos en ella en este trabajo.

“La agorafobia es un trastorno de ansiedad que puede aparecer o no asociado con ataques de pánico. Se caracteriza por una gran ansiedad que se da en distintas situaciones, en general en sitios públicos, que se acompañan con conductas de evitación que reducen el malestar.”

“La ansiedad nos prepara ante una situación que nuestro cerebro interpreta como amenazante, nos protege. En este caso, el peligro es real y nuestro mecanismo de supervivencia, la ansiedad, se dispara. Si este peligro lo asociamos a la calle, ya que nuestra casa es el lugar seguro y la calle el peligroso, es lógico que la ansiedad aumente cuándo salgamos.

Quedarse en casa es una evitación, durante el confinamiento ha sido una evitación necesaria, pero en la actualidad no lo es, pero, a nivel psicológico, puede crear o aumentar un trastorno de ansiedad, la agorafobia.”

“El síntoma principal de esta patología es el miedo,
que puede manifestarse de diferentes maneras:

– Miedo a estar o quedarse solo.
– Miedo a estar en sitios en los que podría tener dificultades para salir.
– Temor a perder el control en lugares públicos.
– Presentar cambios de comportamiento y temperamento.
– Sensación de distanciamiento del resto del entorno e incremento de la dependencia con otras personas.
– Empezar a creer que el ambiente y las cosas que ocurren alrededor son irreales.
– No salir de casa durante periodos prolongados de tiempo.
– Dificultad para respirar.
– Dolor torácico.
– Náuseas que pueden ir acompañadas de mareos y/o desmayos.
– Temblores.
– Sudoración excesiva.
– Aumento de la aceleración del corazón que puede culminar en taquicardias.

El tratamiento que hasta ahora ha ofrecido mejores resultados en la agorafobia es la terapia de exposición, un tipo de terapia del comportamiento. Aproximadamente el 90 por ciento de las personas que se someten a ella mejoran. Esta terapia suele combinarse con antidepresivos.

Con la ayuda de un especialista, la persona busca, confronta y permanece en contacto con lo que causa sus temores hasta que su ansiedad va aliviándose poco a poco debido a la familiaridad que adquiere con la situación.

Si la agorafobia no se trata, generalmente fluctúa en intensidad.

Tratamiento de la agorafobia

1. Terapia cognitivo-conductual
2. Exposición en vivo y la autoexposición en vivo
3. Terapia farmacológica

1. Terapia cognitivo-conductual

La terapia cognitivo-conductual suele incluir:

Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y del pánico en particular: mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.

Identificación y neutralización de los procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema.

Técnicas de respiración: la respiración controlada puede ser útil en los casos en que se dé hiperventilación o que presentan dolor u opresión en el pecho al tender a respirar torácicamente.

Técnicas cognitivas: reestructuración de creencias distorsionadas e interpretaciones catastróficas, control pensamientos automáticos, regulación de expectativas que se auto-cumplen, etc.

Entrenamiento en aserción: facilite la expresión adecuada y la aceptación de las emociones.

Técnicas de inervación vagal: esta técnica junto con la respiración controlada y la relajación se ha mostrado útil en pacientes con trastorno de pánico.

Técnicas de relajación: se ha mostrado de gran utilidad combinarlas con la exposición en vivo.

Intención paradójica: consiste normalmente en la prescripción del síntoma, normalmente con la finalidad de desactivar algún mecanismo que lo sostiene. Parece eficaz pero no se ha mostrado si aumenta o no los efectos de la exposición.

Exposición interoceptiva: Exposición a sensaciones temidas para facilitar la habituación, el control de los síntomas y la pérdida del miedo al miedo. Es más aceptada por los pacientes con una alta ansiedad en la exposición.

Desarrollo de habilidades y recursos de afrontamiento de fuentes de ansiedad y estrés que contribuyan al origen o mantenimiento de niveles elevados de ansiedad flotante o general lo que podría dificultar la superación de los miedos agorafóbicos.

Retroalimentación y reforzamiento social. La retroalimentación ofrecida por el terapeuta parece ser un factor muy importante en la exposición en vivo
La colaboración del acompañante: este puede ofrecer ayuda, apoyo y aliento al cliente en la aplicación del programa de intervención a parte de desarrollar una mayor comprensión del problema e involucración.

Materiales de autoayuda como complemento de la terapia.

Varios estudios indican que la terapia cognitivo-conductual tiene una mejor relación coste-beneficio en comparación con la terapia farmacológica. Aún así, existen casos en que es conveniente la combinación en etapas iniciales de la terapia cognitivo-conductual y la farmacológica.

2. Exposición en vivo:

La exposición en vivo implica que el paciente se exponga en la vida real y de un modo sistemático y progresivo a las situaciones que teme y evita.
Existen tres tipos de exposiciones:

Exposición prolongada: con la asistencia del terapeuta se afrontan las situaciones temidas de manera gradual, permaneciendo en las mismas hasta que la ansiedad se reduce significativamente.

Exposición autocontrolada más autoobservación:
tras 2-5 sesiones con el terapeuta el paciente afronta las situaciones temidas sólo, con permiso de escape temporal en caso de ponerse excesivamente ansioso, siempre y cuando se registre el tiempo pasado fuera de la exposición y luego vuelva a ella.

Práctica programada: exposición prolongada y graduada pero con asistencia de un familiar o amigo que realizaría las pautas del terapeuta. Tanto el paciente como el acompañante llevan un manual de autoayuda.

3. Terapia farmacológica

La medicación se utiliza normalmente en combinación y como apoyo del tratamiento psicológico, si bien en algunos casos dicha asociación está desaconsejada. Los medicamentos más utilizados son: los ansiolíticos, particularmente las benzodiacepinas, los antidepresivos, comúnmente los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS).

Según la mayoría de los estudios, la medicación es tan eficaz como los tratamientos psicológicos a corto plazo, pero no a medio y largo plazo ya que existe un porcentaje de recaídas mucho mayor, además de crear dependencia si los fármacos utilizados son los ansiolíticos.

En el tratamiento de la agorafobia, los fármacos son aconsejables sólo cuando existan razones específicas que lo justifiquen.

Existe el peligro de que el paciente utilice la medicación como técnica defensiva, tomándosela sólo en las situaciones temidas. En estos casos se le debe aconsejar que deje de hacerlo ya que refuerza la conducta de evitación.”


Conclusiones

En estos días en los que el mundo exterior ha podido llegar a ser potencialmente peligroso y aún lo es, son muchas las personas que desarrollan temor a salir de casa y pueden sufrir agorafobia. Es muy importante conocer los síntomas de este trastorno y ser conscientes que actualmente el miedo y la ansiedad que produce el salir a la calle o el pensar en ello es un miedo irracional. Cuanto antes sea consciente una persona que padece de agorafobia, antes será posible la instauración de unas medidas terapéuticas adecuadas para su recuperación.

Bibliografía

1) cop.es [Internet]. Disponible en https://www.cop.es/ colegiados/ m-00451/agorafobia
2) marivapsicologosvalencia.es [Internet]. Disponible en https://www.mariva psicologosvalencia.es/ agorafobia -y-coronavirus/
3) cuidateplus.marca.com [Internet]. Disponible en https://cuidateplus. marca.com/ enfermedades/ psiquiatricas/ agorafobia
4) clinicadeansiedad.com [Internet]. Disponible en https://clinicadeansiedad. com/soluciones-y-recursos/ tratamiento-de-la-ansiedad/ tratamiento-de-la-agorafobia -y-las-crisis-de-ansiedad/
5) Bados López, A. Tratamientos psicológicos eficaces para la agorafobia Universidad de Barcelona. Revista Psicothema 2001;13(3) 453-464

Los geriatras avisan de las “repercusiones negativas” en los mayores ante las restricciones de visitas a residencias

Fuente: www.lavanguardia.com – Europa Press

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha advertido este miércoles de que la restricción de la movilidad y el contacto social tiene “importantes repercusiones negativas en el adulto mayor, especialmente un incremento en la incidencia de síndromes geriátricos”.

Así lo ha puesto de manifiesto la organización ante las restricciones de contacto social que están sufriendo las personas que viven en residencias de mayores en la lucha contra el coronavirus, y que suponen la disminución o anulación de visitas de familiares y amigos y de salidas al exterior de los residentes.

En este sentido, los geriatras han explicado que el aislamiento, “máxime entre quienes ya lo han sufrido previamente, puede suponer la pérdida de anclajes afectivos y motivaciones, y por tanto perdida de sentido de vida”. ”La restricción del contacto social favorece la aparición de trastornos afectivos como el síndrome de ansiedad, la distimia o la depresión”, ha señalado la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

La SEGG ha añadido que, desde la perspectiva funcional, el confinamiento y las limitaciones de movilidad asociadas al mismo, “favorecen el sedentarismo y, por lo tanto, la aparición de sarcopenia (pérdida de masa y función muscular) y fragilidad”. También ha advertido de que pueden producir síndrome de inmovilidad e incrementar la incidencia de incontinencia urinaria o el agravamiento de la misma, si estaba ya presente antes del confinamiento.

En relación con la perspectiva cognitiva y conductual, las restricciones de la movilidad y de relaciones sociales “rompen las rutinas habituales pudiendo agravar los deterioros cognitivos ya presentes, incrementando la incidencia de sintomatología conductual y de delirium”, según ha señalado. En opinión de los geriatras, la protección de la salud pública “no sólo es proteger del contagio a las personas mayores, sino también estimular la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud a través de la realización de actividad física y contacto social frecuentes”.

La SEGG solicita a las autoridades sanitarias “la búsqueda permanente del difícil equilibrio entre proteger del contagio por coronavirus, los derechos de estas personas, y la posibilidad de realizar una vida lo más normal posible”. ”Y, siempre en función de la progresión de la epidemia, solicita que se intenten facilitar al máximo los contactos sociales y las salidas al exterior”, ha subrayado.

Finalmente, cuando no sea posible, pide “mantener todas las vías posibles de comunicación (teléfono, videoconferencia) y sobre todo, se incremente el número de actividades físicas, sociales y ocupacionales dentro de la misma residencia, reforzando los profesionales que sean necesarios para este fin”.

Más de 5,7 millones de personas vivirán solas en 2035 en España, casi un tercio de todos los hogares

Fuente: www.elpais.com
Autora: María Sosa Troya, Oscar Estaire.

Los domicilios con un solo inquilino son los que más crecerán de aquí a tres lustros, según las proyecciones del INE. La convivencia de dos, seguirá siendo la más habitual.

Cada vez más personas vivirán solas.

En España, dentro de 15 años cerca de uno de cada tres hogares será unipersonal, al pasar de los 4,8 millones en la actualidad a los 5,7 millones que el Instituto Nacional de Estadística (INE) prevé para 2035, según las proyecciones publicadas este martes. El organismo precisa que sus cálculos, que difunde cada dos años, se sustentan sobre las tendencias demográficas actuales. Si se mantienen, en tres lustros se alcanzarán los 19,8 millones de domicilios, más de un millón que en la actualidad. Los unipersonales son los que más crecen (un 18,3%), tanto en valores absolutos como relativos. Se consolida además la reducción del tamaño del hogar. Si en 1970 el número medio era de casi cuatro personas, ahora es de 2,51 y en tres lustros bajará a 2,41.

En los próximos 15 años, los residentes en España aumentarán en más de 950.000, hasta alcanzar los 48,2 millones de personas. Los demógrafos consultados coinciden en apuntar a la baja fecundidad —se tienen menos niños y cada vez más tarde —, al aumento de los divorcios y a la mayor esperanza de vida —especialmente en las mujeres— como tres factores que explican la tendencia a que el tamaño del hogar disminuya. El INE calcula que dentro de tres lustros, una de cada cuatro personas residentes en España habrá cumplido o superado los 65 años: serán el 26,5% de la población, frente al 19,6% actual.

“En los países desarrollados y ricos, el perfil habitual de una persona que vive sola es de una mujer mayor”, explica Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ellas tienen mayor esperanza de vida, al alza para ambos sexos en los últimos años, un crecimiento interrumpido por primera vez en 2020, debido a la pandemia, una caída que el organismo tildó de coyuntural y prevé que se recupere en 2021. Pero, según las proyecciones de población, publicadas hace dos semanas, las mujeres viven de media cinco años más que los hombres: 85,44 años frente a 80,01.

“Se ha diversificado mucho el perfil de persona que vive sola. Pero el grueso siguen siendo mujeres mayores de 75 años, viudas o separadas”, abunda Teresa Castro, demógrafa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “Ahora hay más divorcios que en el pasado, lo cual influye en que personas de mediana edad también formen hogares unipersonales. Y a esto hay que sumar a quienes nunca se emparejaron ni tuvieron hijos y a los jóvenes que optan por independizarse solos”, sostiene Esteve.

Diego Ramiro, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC, añade que la caída de la fecundidad es un “proceso continuo desde finales de los setenta”, algo que influye en que el tamaño del hogar se vaya reduciendo con el tiempo. Prevé que, con la crisis económica ocasionada por la pandemia, “que será más fuerte que la de 2008”, la fecundidad siga cayendo. “Para muchas familias que han retrasado la llegada de su primer hijo, supondrá que no llegarán a tenerlo, por lo que el número de parejas sin hijos se incrementará estos años”, augura.

Albert Esteve también apunta otra posible consecuencia de la pandemia en la composición de hogares: “Aún no hay datos, por lo tanto, las tendencias que se están extrapolando hacia el futuro son las observadas en años previos. Es posible que se intensifique la convivencia. En momentos de crisis, la gente no se mueve, se reúne en torno a la familia. Pero hay que analizar si esto puede llegar a tener efecto en las proyecciones, dado que en la estructura de los hogares suele haber bastante inercia”, continúa Esteve. Habla de un país en que los hijos se emancipan cada vez más tarde, “algo que, junto a la inmigración, es el único contrapeso a la tendencia a ir reduciendo el tamaño de los hogares”, explica. “Si no, entre que estamos envejeciendo, hay más divorcios y menos descendencia, esto tiende a ir reduciendo el tamaño de los hogares”, continúa.

“Hay más parejas sin hijos, más familias monoparentales y más personas que viven solas. Por eso se va reduciendo el tamaño medio de los hogares”, explica Castro. La demógrafa señala que “en los países nórdicos los hogares unipersonales rondan el 40%”, por lo que España aún está lejos de esa cifra. “La diferencia fundamental está en la edad de emancipación juvenil. Los nórdicos se van de casa sobre los 18 años y forman hogares unipersonales. Aquí rondan los 30 y cuando se van es para formar una pareja, mayoritariamente. Muy pocos pueden permitirse los costes de una vivienda en solitario”, sostiene.

Según el INE, si se mantienen las tendencias actuales, los domicilios de tres y cuatro personas se reducirán en más de medio millón durante los próximos 15 años. Los más pequeños, de una o dos personas, seguirán en aumento. Los unipersonales, que actualmente suponen el 25,8% del total, llegarán a alcanzar el 28,9%. Con todo, el hogar más frecuente en 2035 seguirá siendo el formado por dos personas, que alcanzará los 6,4 millones, representando el 32,3% del total dentro de tres lustros, con un incremento del 12,5%. Los hogares de cinco o más personas registrarían un crecimiento del 6,2%, al pasar de 1,10 millones en 2020 a 1,16 millones en 2035.

Despoblación

Las dos únicas comunidades que no registrarían un incremento de hogares son Castilla y León y Asturias, que sufrirían bajadas del 3,4% y del 3,2%, respectivamente. Son también las dos autonomías en que los hogares unipersonales serán más numerosos en 2035. Supondrían un 36% del total en Asturias, seguida de Castilla y León, donde serían un 34,6%. Joaquín Recaño, profesor de Demografía de la Universidad Autónoma e investigador del Centro de Estudios Demográficos, apunta al envejecimiento y a la despoblación. “En zonas muy envejecidas, los hogares disminuyen debido a las muertes. Además, en comunidades como Asturias, Castilla y León o Galicia tienen de las fecundidades más bajas del país”, explica este experto.

“Los hogares unipersonales tienden a crecer más en núcleos urbanos, porque mucha gente sigue yéndose de los pueblos. Las ciudades son polos de atracción de hogares de tamaño reducido”, añade Recaño. “En las zonas rurales, el incremento de hogares unipersonales tiene que ver fundamentalmente con la despoblación o el envejecimiento”, prosigue.

En cambio, las regiones con mayor crecimiento del número de domicilios, según los datos del INE, serían Baleares (12,6%), Canarias (11,3%), y la Región de Murcia, (11,2%). Esta última sería además la comunidad que registraría menor proporción de hogares unipersonales (24%).

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Cristina Rodríguez Benito
directora de infogerontologia.com

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